No time to die está dirigida por Cary Joji Fukunaga, con un 007 en retiro que ha de volver puesto que Spectre (Christoph Waltz) vuelve a las andadas. Para cuando lo hace ya hay una nueva 007 (Lashan Lynch) y M (Ralph Fiennes) tiene alguna otra cosa que ocultar sobre una arma que es perfecta y que se les ha vuelto en contra ante la intromisión de un nuevo enemigo (Rami Malek). Al comienzo, sin embargo, nos cuenta la historia de amor entre James Bond y Madeleine (Léa Seydoux), y la cosa comienza a complicarse. Todo, por supuesto, entre dosis de acción, peligrosas secuencias de persecuciones, coches volando y lo típico en 007. Remarcar que es espectacular y que, a pesar de todo, es más verosímil que Fast and Furious, por lo que no nos echamos las manos a la cabeza en tantas ocasiones.

El reparto en SIN TIEMPO PARA MORIR es interesante, como siempre. Grandes nombres como Naomie Harris, Christoph Waltz, Ralph Fiennes... buenas interpretaciones, pero más largas que la de Ana de Armas, de quien diré que tanto para tan poco. Son apenas 5 minutos los que aparece y se le ha dado un bombo exagerado en comparación con el resto. Ya se sabe, una cara bonita vende mucho. En cualquier caso, es Daniel Craig quien convence al espectador con su humanidad. Se desenvuelve bien en escenas de acción y en las emocionales, principal atención al final de la película. Es una película redonda en la que ha tenido tiempo de prepararse para despedirse del papel.

En definitiva, SIN TIEMPO PARAR MORIR es en ocasiones adrenalina pura, mientras que en otras se rebaja la tensión y puede dar la impresión de ser tediosa. Sin embargo, el conjunto es potente y el resultado satisfactorio. Es muy larga, eso sí, por lo que da tiempo para todo. Ahora toca ver quién sucede a Daniel Craig como 007, aunque lo que es evidente es que ha dejado el listón muy alto. No os la perdáis.