No estaba convencido de pagar la entrada al entrar en la sala, las críticas que había leído no eran unánimes, pero me arriesgué porque las imágenes de esta película parecía dejar una sensación de deja vu de otras que, al menos, todavía recordaba.

Y así se podría resumir para que no pocos la visualicen: inconfundible de Robert Rodríguez, con esa estética que recuerda mucho al proyecto Grindhouse que hizo junto a Tarantino, con muchas escenas violentas y sangre, mezclado con humor, cuerpazos femeninos y partes del guión muy absurdas. El resultado puede gustar o no, a mi me ha convencido y mucho, también parece muy actual porque trata el tema de la inmigración mejicana en Estados Unidos que tanto está en estos días en las noticias. El guión es muy rico, como tema central están un narcontraficante y los grupos ultraconservadores estadounidenses contra los inmigrantes, que se ameniza con algunos giros inesperados y detalles en forma de pequeñas historias paralelas.

Película que no es una obra maestra, pero sin duda sí altamente recomendable