"Cuando éramos soldados" es una de muchas películas sobre la Guerra de Vietnam que se han hecho y es una de las que más se conocen del tema al menos fuera de los Estados Unidos. Se coloca junto a las grandes como "Apocalypse Now" y "La chaqueta metálica". Sin embargo, la obra de Wallace difiere enormemente de ellas. En esta diferencia no es tan importante, al menos para mí, la calidad "cinematográfica" de la peli, de la técnica o la expresión del genio creador que es el autor bla bla bla; la cuestión radica en que esta es una película bélica, una sobre la Guerra del Vietnam, mientras que las anteriormente mencionadas son películas sobre la psicología de la Guerra de Vietnam. En la de Wallace el grueso de la narración se centra en las maniobras militares y los combates entre las tropas, en las de Coppola y Kubrick la enjundia es cómo el contexto bélico cambia a los combatientes. Esto se nota en como tratan los enfrentamientos: mientras que en las obras más psicológicas se plasma la imagen de los grupos de soldados norteamericanos vagando por junglas atentos a todo mientras grupos de guerrilla vietnamita esperan pacientemente a dar un sorpresivo y contundente golpe, en "Cuando éramos soldados" la acción bélica es más convencional, de líneas, oficiales, frentes y cargas. Aunque ambos tipos de película representan, a su modo, realidades diversas de este conflicto concreto, que elijan centrarse en una u otra dice mucho de sus intenciones y condiciona el comportamiento de los personajes y la trama así como sus obstáculos.

Es curioso como esta película parte de una buena intención que hace explícita al comienzo de la misma: proporcionar no solo una perspectiva norteamericana del acontecimiento sino también comprender a los adversarios vietnamitas. Es clara: está dedicada a las tropas estadounidenses y a los valientes luchadores vietnamitas. Por desgracia falla en este aspecto, lo que es una pena. Quería ser una especie de "Stalingrado" (1993) de Vietnam pero se queda en el relato bélico convencional de títulos como "Salvar al soldado Ryan" o "Enemigo a las puertas" con sus falsos o fallidos intentos de dar una visión que no sea ni blanca ni negra. Creo que el principal escollo es que, pese a que representa al enemigo como seres humanos con sentimientos y tal, esta representación no se ve acompañada de otros hechos que ayuden a que veamos a estos como algo más que tropas que van a matar y morir aunque tengan conciencia. No hay para el enemigo escenas de soldados personalizados ni escenas en las que hablen de otra cosa que no se la guerra, tampoco salen con sus familias, amigos, camaradas, etc; no tienen vida más allá del campo de batalla. Así resulta difícil empatizar y mostrarlos como seres humanos plenos en lugar de ametralladoras con sentimientos.