Peliculón, sorprendente, atractivo y rememorable por muchos motivos, desde la magnifica actuación de Davis, que con esa careta blanca, decrepitándola y esperpentizandola, va marcando con cada maldad y locura el devenir de los minutos, endemoniando a la joven y afable Baby Jane, pasando por Aldrich, sombras y luces, el movimiento de una cámara de forma magistral, sin dejar que se le escape ningún sentimiento de los protagonistas, revelando todo la maldad de los personajes, hasta todo lo que acompaña al film, como es la música y vestuario, de una calidad impresionante.