Mary y Max es una película sorprendente por muchos motivos. En primer lugar destacan los dos personajes que se ponen en liza por la complejidad de los mismos. La salud mental es un tema controvertido y muy complicado de llevar a la pantalla. Lo vemos en títulos como Yo soy Sam, Rain Man, o Mejor Imposible, que van acompañados de grandes interpretaciones y aún así acaban un tanto perdidos en la ficción y la trama, lo que diluye un poco el reflejo. Aquí no. El personaje central con su síndrome de Asperger, rutinario, temeroso de cualquier cambio, carente de emociones, acaba con su mundo volteado a través de la casualidad. De la carta de una niña en la otro punto del mundo. Una niña descuidada por su familia, carente de cariño, triste y realmente desgraciada. La casualidad les unirá de por vida.

La película es muy divertida. A pesar de la desgracia de lo que se ve en pantalla, las escenas estrambóticas, la narración efectiva de Max, irán encadenando golpes de humor de forma continua que no decaen en los 90 minutos de duración. A esto le acompaña una animación en plastilina muy buena, muy detallada, muy realista. Se utiliza la voz en off de un narrador que va describiendo detalladamente y con mucho humor el complejo mundo de ambos en cada situación,

Los momentos desgraciados son de los que llegan adentro. Y hay muchos. El estar tan logrados la personalidad de los protagonistas, acabas arrastrado en su propia caída en el mundo, y te ensalza con la superación de las mismas.

De las mejores películas animadas que he visto.