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Voto de Kyrios:
8
Documental Evocación de los años de posguerra en España a través de canciones populares montadas sobre imágenes que buscan darle otro significado a las mismas. Documental realizado en 1971, pero no estrenado hasta 1976, después de la muerte de Franco. (FILMAFFINITY)
14 de febrero de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Canciones para después de una guerra (Canciones para después de una guerra, 1971) es una película que señala un problema fundamental de España. Y es que el arte, como otras facetas del pensamiento, siempre han acostumbrado a estar un paso por delante de la política. La película, dirigida por Basilio Martin Patino (director que ya había presentado sus credenciales dentro de el movimiento del Nuevo cine Español) es una ácida revisión de la guerra civil hasta los años cincuenta. Evidentemente, la película no gustó a los organismos censores, que prohibieron la exhibición comercial del filme, que fue postergada hasta un año después de la muerte del dictador, en el 1976.

Y ¿Por qué tanto revuelo? El filme es una demostración del ingenio que debían de utilizar los artistas más críticos en aquellos momentos para poder desarrollar sus filmes sin tener problemas con la justicia (y aún con todo, el director hubo de pasar por muchas trabas). El filme se construye a manera de documental, recuperando imágenes de archivo de todo tipo. Un poco a la manera en cómo años más tarde harían los hermanos Rafferty con The Atomic Cafe (The Atomic Cafe, 1982). Desde imágenes sacadas de los noticiarios del NO-DO, hasta archivos documentales y sobre todo propaganda y anuncios de productos del momento, el cineasta español monta todas estas imágenes para construir un discurso que tiene un sentido cronológico. Es decir, a partir de algunas de las imágenes que va intercalando, nos encontramos con que el filme arranca desde la Guerra civil, hasta la llegada de los repatriados de la División Azul.

A priori esto puede parecer ciertamente inofensivo para el régimen. Pero lo cierto es que Basilio Martín Patino se ayuda de dos factores fundamentales para acabar construyendo con Canciones para después de una guerra una película totalmente contestaría: Una es la música empleada y el otro el montaje.

Como indica el propio título del filme, las canciones son totalmente indispensables para entender el documental. El cineasta recoge canciones de todo tipo (desde himnos como el Cara al Sol de la Falange Española o el de la Legión hasta canciones populares) para incidir de manera ácida en las imágenes que van transcurriendo por la pantalla. Creando, en más de una ocasión, situaciones totalmente irónicas. De hecho, la película está construida prácticamente a partir de un humor que se dedica a cuestionar continuamente las imágenes. No nos encontramos ante un documental que pretende sentar una base científica o histórica, sino ante una pieza artística que pretende convulsionar al espectador. Es verdad por ejemplo, que hay inclusiones de una voz en off (gente que relata su vida durante aquellos años), pero son escenas casi aisladas dentro de la globalidad del conjunto.

La otra gran baza es evidentemente el montaje con el que se compone el filme. Con la combinación de las diferentes imágenes, unidas con la música, Patino consigue crear una obra artística de la nada. Un ejemplo muy claro de la manera en como el montaje crea discurso lo encontramos con las secuencias en las que el cineasta combina las imágenes de los filmes panfletarios que realizó Juan de Orduña sobre los reyes católicos, con la llegada de Colón al reino después de descubrir América y con indios cautivos bajo su brazo, con las imágenes de la alianza con los norteamericanos y el establecimiento de las bases militares.

También hay un deje de ironía en la manera en como Patino tinta los fotogramas, casi como pasaba con el cine mudo. Porque muchas de las imágenes están en blanco y negro, y lo que hace el director es utilizar un color que tinta todo el plano, para cada situación, para crear un tono en ocasiones delirante.

Hay secuencias realmente patéticas. Observar la España de la Postguerra crecer al son de canciones como las de la “Gallina Turuleta” o la “Vaca Lechera” crea una sensación al espectador entre la desazón y alegría, ciertamente extraña. Al respecto de las canciones infantiles, el propio cineasta[1] advirtió que no era una intención inocente lo que le había llevado a incluirlas, sino todo lo contrario. Hay momentos destacados en el discurso, que recorren las diferentes etapas de la primera España Franquista. Ya sea las cartillas de racionamiento, el funeral de Alfonso XIII, la caída de Hitler y el eje, o la llegada de Perón y finalmente la alianza con los Estados Unidos.

Y la manera en cómo termina la película, no puede dejar de ser más irónica, mostrándonos imágenes del que sería heredero al Trono, el pequeño Juan Carlos. Por aquel entonces, cuando se rodó el filme, aún no sé sabía exactamente por donde tiraría el nuevo monarca.

[1] V.V.A.A, Guerra Civil: Documentos y Memoria, Ed. Universidad de Salamanca, Salamanca 2007, P.93

https://neokunst.wordpress.com/2015/02/14/canciones-para-despues-de-una-guerra-1971/
Kyrios
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