Parece que no sólo Kenneth Branagh está obsesionado con llevar las obras de William Shakespeare al cine, sino también las de la famosa escritora de suspense, Agatha Christie. Para mi que lo siga haciendo, aunque las películas no lleguen ni asomarse a la calidad de las novelas, pero al menos nos permite trasladar a la gran pantalla a tal famoso personaje y más para mi que soy un incondicional de la investigación y de Sherlock Holmes.

Muerte en el Nilo nos propone otra famosa aventura del detective privado belga, donde siguiendo la ruta de las novelas de Agatha, se reúnen una cantidad considerable de personajes y en un momento dado uno de ellos es asesinado, motivo por el cual nuestro detective tendrá que tirar mano de todo su talento para descubrir al culpable. Al igual que en su predecesora, está rodeado de caras muy reconocidas para el espectador, lo que lo vuelve todo más familiar.

La trama funciona, quizás esperaba yo al menos otra cosa, ya que desconocía la novela y esperaba el suceso en tierra firme con más posibilidades, pero no, se centra todo en un barco y no le resta interés. Me alegra bastante ver cada vez más cómodo al gran Branagh en el papel de Poirot y espero que vengas más entregas. Si sigue la línea, nos espera los diez negritos.