Hablar de Biutiful, sin hablar de Javier Bardem no tendría sentido. Una vez más y ya se está haciendo algo normal, nos brinda una actuación estelar, espectacular, digna de todas aquellos halagos y premios que le siguen otorgando.

De principio a fin monopoliza esta historia triste, gris, fea y con niños de por medio. Realmente si algo he echado en falta, ha sido el no haber aprovechado la larga duración de la historia para contarnos algo más de su pasado. Prácticamente se centra en poco más de unos meses. Aunque a pesar de ello uno lo va interpretando. Tiene la custodia de sus hijos por razones evidentes en relación al comportamiento de su esposa. Sin embargo, él no es un ejemplo que digamos en la forma que usa para ganarse el sustento de su familia. Pero hay que reconocerle que tiene su gran corazón. No sólo se interesa en que funcione el acuerdo policía-vendedores, sino que cuando las cosas se ponen bastante difíciles, se encarga de las responsabilidades de los demás.

Su vida siempre está pendiente de un hilo, los hijos, la esposa, su hermano, la policía, los vendedores, los chinos...muchas preocupaciones para una mente y un cuerpo que están luchando a diario para seguir con vida. Una vez que le descubren la enfermedad, su idea es preparar un futuro digno económicamente para sus dos hijos. La fotografía de la película es una maravilla, rodada en Barcelona, apenas aparecen en imagen lo más espectacular de la ciudad. De forma inteligente Iñárritu se centra en todos aquellos fondos que están fusionados con la historia, callejones, barrios de mala muerte, suciedad, pobres. El ambiente ideal para contar por lo que está pasando el personaje de Bardem. Me ha encantado la relación que tiene con sus hijos, a pesar de su forma fría y seca de ser, está pendiente de ellos en todo momento. La comida, el cole, el descansar. La hija mayor parece darse cuenta más de las cosas y es la que sufre por ello.

Hay escenas de verdad realmente impactantes, a mi por lo menos me lo han parecido. La persecución tan salvaje de la policía sobre los vendedores, me pareció muy excesiva su contundencia y efectividad, incluso con el atropello incluido. Y ya la escena de los chinos en aquel almacén encerrados y trabajando 15 horas...con ese triste final.

La escena final, recordando la primera de la película es una forma preciosa y bonita de poner punto y final a una triste realidad a la cual es muy difícil poner solución.