Estoy por completo de acuerdo con las buenas críticas que tuvo la primera temporada de la serie británica, un verdadero tesoro entre tanta serie absurda, ahora nos llega la segunda tanda de episodios que, para los que lo ignoren, no tiene nada que ver con la primera, cosa que era de esperar porque ésta ya tenía un cierre bien definido y logrado. Solo comparte el nombre y nada más.

En esta entrega no se habla de un pacto entre amigas o compañeras, si no de uno familiar y consigue igualmente tenernos pendientes de la trama con algunos giros sorprendentes que nos dejan a menudo desubicados.

Los actores, como viene siendo habitual en la BBC, son tan creíbles que nos tragamos los susodichos giros sin rechistar, con una actuación impecable de Rakie Ayola sobre cuyos hombros recae el peso de esta producción tan cuidada que nos engancha hasta el final.