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Voto de Reaccionario:
4
Drama Erin Brockovich es una madre soltera que consigue un puesto de trabajo en un pequeño despacho de abogados. Su personalidad poco convencional hará que sus comienzos no sean demasiado alentadores, pero todo cambiará cuando decida investigar el extraño caso de unos clientes que padecen una sospechosa enfermedad. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2012
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más interesante que tiene esta cinta es el retrato de su protagonista la petarda e insufrible Erin Brockovich. Que a semejante personaje se la quiera representar como modelo a seguir, como ejemplo del feminismo y otras chorradas por el estilo, indica varias cosas preocupantes, que se pueden concretar en que se entiende el feminismo como una simple inversión de roles: las mujeres tienen que comportarse con lo hacen los hombres, pero no los educados, correctos y formales sino los más desvergonzados, desagradables y prepotentes, o sea, "masculinos". O sea Erin hace todo lo que tradicionalmente se le ha reprochado a los hombres.

Lo peor de todo es que este deseo de ser varones esconde una gran frustración y un complejo de inferioridad, manifestado en Erin en la escasa formación y su nulo valor profesional y hasta humano, lo que hace que Erin sea una tía (encaja más que decirle mujer porque en verdad que es una tía a secas) tan desagradable, mordaz, hiriente, ofensiva, mal hablada, desconfiada, y sobre todo, egoísta. Porque, por ejemplo, a la abogada pelirroja la humilla, la deja totalmente hundida. Menos mal que Edward, que es el auténtico héroe de la cinta, le dice las verdades a Erin. Que por cierto, es Edward, su jefe, quien saca todo el caso adelante a pesar de las broncas, pataletas y desconfianza de Erin, una inútil que sólo tuvo suerte.

Pero antes he dicho que lo peor es que Erin es una egoísta. Si se analiza bien la cinta todos los personajes que aparecen en ella están para servirla: su jefe, sus hijos, su novio y hasta las víctimas. Todos cumplen la función de resaltar su ego, valorar sus méritos, "quererla tal como es", alabar su "genio", hacer de canguro o de "amo de casa", pagarle el dinero que se merece, etc. Porque esa es otra, el materialismo en el que se mueve es tan desvergonzado como el de las familias afectadas que por un puñado de dólares se olvidan del daño causado por la empresa contaminante.

En fin, si tradicionalmente se alababa como virtudes especialmente femeninas la capacidad de empatizar, su abnegación, su carácter conciliador, afable y tierno, su modestia y recato, cintas como "Erin Brockovich" les ofrecen perniciosos modelos para transformar a las féminas en seres egoístas, prepotentes, incapaces simplemente de disculparse, agresivas, soeces, bordes, con derecho a todo, narcisistas, incapaces de amar o de mostrar cariño, que visten como fulanas, que no aceptan una crítica, que miran a los demás por encima del hombre, que tratan a los hombres como a la mierda y a las mujeres como enemigas. En fin, el peor retrato de un varón. O sea la propia Erin Brockovich.
Reaccionario
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