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Comedia
Un neoyorquino maduro y excéntrico (Larry David) decide abandonar su acomodada vida para llevar una existencia más bohemia. Su relación con una bella joven sureña (Evan Rachel Wood) desembocará en una serie de enredos familiares y sentimentales. (FILMAFFINITY)
28 de marzo de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
O directamente no lo hace. Si Woody Allen tuvo metido el guión de esta obra en un cajón cerca de 40 años es por algo. Ahora, en la vejez y con una tendencia hacia el optimismo excesivamente pueril, comparado con su trayectoria, en especial en su mejor época, no le interesa tanto reflexionar como dejarse llevar. Vivir y dejar vivir. Ser feliz. Es decir, si la cosa funcione, nos vale. Y lo de "cosa" no se refiere a ninguna parte del cuerpo, que hay gente mal pensada. El caso es que Allen escribe y dirige una comedia dramática que es un eco distorsionado del propio neoyorquino. Boris Yellnikoff (Larry David) no es Woody Allen sino una exageración caústica de sí mismo. De hecho, las mismas palabras en boca de Allen sonarían diferentes, como con más gracia. Es decir, su profesor de física caería bien, cosa que no hace el de David. Peso es que encima, no diría las burradas que suelta éste. Allen es más sofisticado, irónico y sobre todo es inimitable.
"Si la cosa funciona" parte del inconveniente de encontrarnos con un tipo que trata de ser Woody Allen, sin conseguirlo obviamente. Pero si nos olvidamos de eso, la trama se abre a varias posibilidades a partir de las cuales la película podría estar muy bien pero al final no va por ninguna de ellas, sino que el director sale por el camino más fácil posible. Al final, su discurso sabe a repetido, incluso a monótono, sin olvidarse en que incurre en una gran trampa (SPOILER). Así que como lección vital, regular. Por otro lado, la presencia de la hermosa Evan Rachel Wood, atención a su parecido con la más bella aún Alexandra Breckenridge, convierte el film en algo próximo al terror a pesar de que su rol tiene un sentido. Por cierto, su Melodie supuestamente es la "chica perfecta" pero de nuevo incurren en el error de confundir ser infantil con ser idiota. Ah, siento desilusionaros pero el Sur, profundo y paleto, es feudo del partido Demócrata.
"Si la cosa funciona" parte del inconveniente de encontrarnos con un tipo que trata de ser Woody Allen, sin conseguirlo obviamente. Pero si nos olvidamos de eso, la trama se abre a varias posibilidades a partir de las cuales la película podría estar muy bien pero al final no va por ninguna de ellas, sino que el director sale por el camino más fácil posible. Al final, su discurso sabe a repetido, incluso a monótono, sin olvidarse en que incurre en una gran trampa (SPOILER). Así que como lección vital, regular. Por otro lado, la presencia de la hermosa Evan Rachel Wood, atención a su parecido con la más bella aún Alexandra Breckenridge, convierte el film en algo próximo al terror a pesar de que su rol tiene un sentido. Por cierto, su Melodie supuestamente es la "chica perfecta" pero de nuevo incurren en el error de confundir ser infantil con ser idiota. Ah, siento desilusionaros pero el Sur, profundo y paleto, es feudo del partido Demócrata.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Esperaba varias posibilidades que ninguna se materializa. La primera, que Boris es tan misántropo y negativo, que aunque le toque la lotería sentimental, que esta chica se enamore de él, seguiría sin sacarle el jugo a la vida. Es decir, es su propia actitud la que le impide ser feliz. Otra posibilidad es que cuando están juntos el se vuelve sociable y filantrópico pero al dejarlo, retoma con más fuerza a sus fobias. Es decir, es el dolor lo que nos vuelve cínicos. Por supuesto, hay más posibilidades que dejo al criterio del lector.
La trampa de Allen es que asume que las relaciones afectivas son asépticas. No hay verdadero amor, motivo por el cual una ruptura no supone más que un traspiés pronto olvidable. Es como si dijéramos "cualquier persona nos vale... si la cosa funciona".
La trampa de Allen es que asume que las relaciones afectivas son asépticas. No hay verdadero amor, motivo por el cual una ruptura no supone más que un traspiés pronto olvidable. Es como si dijéramos "cualquier persona nos vale... si la cosa funciona".