Alguien ha comentado que "Lo siete magníficos" marca una transición hacia el western de los 60. A mí, en cambio, me parece que su factura es demasiado clásica. Esto no es que sea un fallo en si pero sinceramente echo en falta el estilo de Sergio Leone para rodar las espectaculares escenas de acción, los tiroteos y, en realidad, cualquier cosa del italiano. Aquí, en realidad, toda la parte de acción pasa más bien desapercibida. Por ejemplo, el tiroteo final da hasta rabia. No se sabe ni quien dispara ni de donde vienen los tiros. Este desaprovechamiento te da coraje porque la película tiene cosas muy buenas y con esa guinda en la dirección y el estilo sería de sobresaliente.

De todos modos "Los siete magníficos" es sin duda uno de los mejores westerns de la historia. Uno de sus puntos fuertes está en el elenco de actores que interpreta a los magníficos, especialmente al protagonista, Yul Brynner que se mueve como un gallo en un corral y que demuestra que la masculinidad no está reñida sino que se ve potenciada por rasgos femeninos. Si no, atención a cuando se ata el cinto como si fuera un liguero. Y en la misma línea los personajes, el ambiente que se logra caer gracias a ellos. Algunos personajes son en exceso oscuros (el de James Coburn) y otros poco claros (como el de Robert Vaughn) pero aún así gusta el retrato.

Pero por encima de todo, creo que el mayor acierto de "Los siete magníficos" son los diálogos, algunos de los cuales son sensacionales y, por cierto, muy reaccionarios. Como ejemplo, cuando al principio alguien se pregunta que desde cuando se tenían prejuicios raciales contra los muertos al no querer enterrar en el cementerio a un indio (¿o acaso era negro?) alguien responde que "desde que el pueblo se ha civilizado".

Dentro de los muchos y buenos diálogos destaco toda la diatriba en la que Yul Brynner, Steve McQueen y el resto recuerdan la desgracia de ser un pistolero. Ya no es sólo que no puedan contar con un hogar, con mujer, hijos y una familia (todo muy derechista también). Sino que como recuerda el personaje de Yul "nadie de quien depender, nadie ante quien inclinarse, nadie que no tenga derechos sobre ti". Vamos para poner de los nervios a toda la progresía mundial. Pero todo un compendio, una síntesis de filosofía vital tradicionalista y reaccionaria digna de aplauso.