Hay que reconocer que al señor Delon cuando trabaja con un director que sabe lo que se hace, se nota la diferencia,como en este caso, con el siempre interesante Joseph Losey.En un ambiente corrupto y decadente como el de la Francia ocupada por los nazis, el personaje de Delon se mueve como pèz en el agua comprando obras de arte por cuatro perras a judíos desesperados por abandonar el país, un tipo refinado y cinico que se aprovecha de la situación para enriquecerse.La intriga sabiamente dosificada con el siempre atractivo tema del doble misterioso que nunca se ve, pero se sientè.Una radiografia intensa sobre lujosos y decadentes ambientes de colaboracionistas ricachones y amorales, el desarrollo de la trama al principio de la ocupación, cuando aun no habían empezado las deportaciones masivas a los camos de concentración, el personaje de Delon no es ciertamente simpatico, pero no se puede evitar sentir cierta empatía con su pesadilla kafkiana en busca de su doble, la gran Jeanne Moreau en un corto pero interesante papel, la bella fotografía de un Paris oscuro y lluvioso es de lo mejor del film.