What ever Happened to Baby Jane? es de esas películas que uno ama de entrada, que maravillan en todo sentido, que dejan en Shock, una ilustre habitante de la época dorada de Hollywood, Jane Hudson fue una artista infantil, la cual genero una gran fama por sus números musicales, durante años la pequeña Jane fue el centro de toda la atención, hasta que su hermana fue consolidando un talento maravilloso para la actuación, lo que fue dejando los bailes y las coreografías de Jane en planos muy secundarios, mientras crecían Blanche consolidaba su carrera de actuación mientras Jane en la sombra apenas se hacía con papeles en películas de baja categoría, sin embargo un evento las hace terminar viviendo en la casa donde crecieron, entonces empezara una guerra psicológica en que las dos trataran de hacerse el máximo daño posible. Aldrich nos ofrece un producto técnico maravilloso, con un impecable guion que nos ofrece el desarrollo de dos de los personajes más enfermizos que recuerdo haber visto, interpretada por dos deidades de la actuación, la elegante Joan Crawford y la excéntrica y única Bettie Davis, en ese sentido lo que más puede llamar la atención es la capacidad de Aldrich de poner a trabajar a las dos estrellas juntas, ya que ambas se despreciaban públicamente a niveles mayúsculos (sin duda eso ayudo en las actuaciones), fuera de ello el filme tiene un implecable acabado, una fotografía de Ernest Haller que te encierra en la guerra de las protagonistas, es de los pocos filmes que a pesar de los años no deja de impactar en todo momento, la tensión es constante, el odio acumulado hacia Blanche es casi inevitable hasta que el giro final se da a conocer, entonces odiar a las dos es una posibilidad bastante aceptable, un filme que habla sobre la intolerancia, la indiferencia de la fama, lo rápido que actúa el olvido. Hace tiempo que no me maravillaba tanto al ver un filme, que no sentía tanta rabia, ni me dejaba de sentir impotente, un filme como los que ya no se hace, que vale más que el oro en sí, un clásico genuino del suspenso y el drama psicológico, concuerdo con la publicidad que se dio en sus años antes de su estreno “Cuando la tensión empiece a construirse, trata de recordar que solo es una película”, ya vaya que cuesta recordar que solo es eso. Soberbia de principio a fin.

Lo bueno

La dirección puntual y exacta de Aldrich, su manejo técnico con la cámara para llenarnos de Claustrofobia. Querer gritar es necesario.

Aldrich también da cátedra de manejar a las actrices más temibles de la época y sacar su mejor jugo, como decían los periódicos después del estreno “ El rodaje y el filme son un duelo de Víboras”

Crawford y sobre todo Davis, monstruos genuinos de la actuación, Bettie Davis es sin duda la actriz más grande y talentosa que he visto en mi vida.

El terror y pánico es garantizado en el filme (maravilloso guión), el pánico y desesperación que provocan algunas secuencias es único, es un filme que hace al espectador como quiere, lo muele a pedacitos, no solo somos espectadores, somos participes, estamos dentro del cuarto con las hermanas Hudson y sufrimos más o igual que ellas.