¿No les pasa que a veces se sientan en el verde pasto y miran al cielo azul preguntándose cuál es el sentido de la vida? Si, ya sé que planteo un escenario tan cliché que cualquiera diría que esta será otra crítica más. Permítanme decir que sí, que yo sí lo hago Quizás sea el último romántico, el que anhela en los imposibles. El que cree en la fuerza ciega del amor, como creyó Jamal, quien en un país de 1.300 millones de habitantes, se atrevió a buscar al amor de su vida. La película, más que enseñarnos de cultura general con las preguntas, nos enseña a cómo ir detrás del sueño efímero que muchos pordebajean, pero que algunos apreciamos.

Es cierto, quizás la película sea escueta y deja muchos retazos al aire, pero entretiene y cumple. Tiene una dirección brillante (muy bien Boyle; tampoco se puede exigir a un Kubrick cada dos años), y mostrar los exteriores y panoramas de una India tan sobrepoblada me parece un aspecto MUY a destacar. La trama romántica, muy a pesar de todo lo bueno escrito arriba, siento que no termina de encajar completamente con la película, y me parece precipitada en veces, pero bueh, entendible que se desee vender una película a como dé lugar.

Oh, los estúpidos caprichos del azar, y con ella sus desventuras que nos conducen a todos en esta anécdota llamada vida. Quizás faltó mostrar más qué caprichos tuvo la vida con el bueno de Jamal, pero eso obligaría sí o sí a que la película se enñoñara y adormeciera al que fuera, y no. Por fortuna, Boyle lo entendió, y a él gracias por dejarnos una muy buena película. Esta película es un estado de ánimos en sí. Rabia, frustración desesperanza. Y también un canto a la alegría a la vida.

Gracias. El destino sí está escrito.