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España España · Barcelona
Voto de Adriana:
10
Comedia Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
25 de agosto de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
... que decía Antonio Porchia. Pues he aquí una maravillosa muestra de ello.

Cuando la vi por primera vez, desde un punto de vista humilde, la puntué con un 9. Hace unos días tuve la gran oportunidad de revisionarla en pantalla grande en cine, en el contexto que se merece. Y comprendí y vislumbré una suficiente infinidad de cosas que se me escaparon la primera vez como para darme cuenta de que la magnitud de esta obra de arte era mucho mayor de lo que imaginaba. Por eso he decidido atreverme a ponerle un 10 y escribir un intento de crítica, desde un respeto todavía mucho mayor, con lo cual no considero que esto pueda ser una crítica, sino una sincera y personal visión de la película.

Precioso y único humor el que caracterizaba a Chaplin, un mundo mágico de sonrisas, carcajadas, seriedad y lágrimas. Sabía hacer de cualquier elemento algo poético y sobrehumanamente artístico, acercándose (ésa es la paradoja y la esencia del arte) a lo más humano, a lo más cercano y real que nos concierne y nos rodea. Una maravilla más allá de las palabras, y para mí, un claro patrimonio cultural de la humanidad, si se me permite la invención y el uso del término.

Es un cóctel poético e incesante de elementos con tanto amor cada uno de ellos, tanta luz, y tanta fuerza que uno no se ve capaz de describirla suficientemente bien ni de manera justa. Y para mí, esto es lo que constata que se trata de una obra de arte. El arte es luz, es verdad, es belleza, y es todo lo que es esta película. Y así como la obra de arte es infinita, El gran dictador también: es eternidad.
Sin palabras.
Sin lugar a dudas uno de los mejores regalos que ha dejado a la humanidad, con todo lo que supuso hacer una película como ésta durante un abismo para la humanidad. El discurso final es un grito desde el infierno que se estaba viviendo, un mensaje de dimensiones desorbitadas, una puerta hacia la luz de la conciencia, y que, por desgracia, todavía intentamos atravesar. Casi me entran ganas de llorar de nuevo.

Gracias, Chaplin, gracias por el amor que volcaste en el arte y en todos nosotros.
Adriana
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