Mucho antes de triunfar en TV y cine con Perdidos, Star Trek y Super 8, J.J. Abrams se labró una carrera no menos honrosa con una serie de producciones que estaban lejos del target adolescente y no muy por encima de los 30 que ahora consume todo lo que hace este hombre como si fuese agua de mayo. Y es que este productor, director y guionista debutó escribiendo el guión de Millonario al Instante, para después producir y escribir ñoñerías del calibre de A Propósito de Henry, Eternamente Joven y Mi Desconocido Amigo, todas ellas producciones más adultas enmarcadas en el género del drama con toques de comedia.

Escribo sobre A Propósito de Henry, dirigida por un Mike Nichols que consiguió reputación en los 60 con ¿Quién Teme a Virginia Woolf? y El Graduado (Oscar incluido) y que en los 80, tras el tirón comercial que tuvo Armas de Mujer, emprendió un camino más 'mainstream', siendo A Propósito de Henry el mayor exponente de este cambio que le hizo poco bien a su carrera. Contó para protagonizarla con Harrison Ford y Annette Bening.

Henry Turner (Ford) es un exitoso abogado carente de escrúpulos, no muy felizmente casado con su mujer (Bening) y con una hija a la que ignora (Mikki Allen). Tras ir a comprar tabaco a una licorería, porque ya se sabe, en el cine si eres un cabronazo fumas, pues en ese mismo establecimiento es disparado en la cabeza por un ladrón (John Leguizamo). Henry se salva de milagro pero queda en coma, y tras despertar no sabe hablar, andar y no recuerda a su familia. Con la re-educación que recibirá por parte del preparador físico del hospital (Bill Nunn) y de su mujer e hija, se convertirá en una mejor persona, una que encajará más con su familia... pero no se adaptará a su rol laboral.

A Propósito de Henry es una película que hubiera encajado en la carrera de Tom Hanks, no porque Harrison Ford lo haga mal, es porque ese comportamiento infantil lo hemos visto en Big y Forrest Gump, y esa crítica a las grandes organizaciones se las vimos al mismo Hanks en Philadelphia. Los ejemplos dicho de paso, bastante superiores aunque sin desmerecer la película de Mike Nichols, eficaz por su ligereza pero carente de ambición.

Es A Propósito de Henry un drama sensiblón, lacrimógeno, una de esas 'feel good movies' que lo único que pretenden es que el espectador lo pase bien con una historia de buenos sentimientos, bonito mensaje, con unos buenos muy buenos y unos malos no demasiado malos. Todo con una puesta en escena pulcra y limpia como un anuncio de Sanitas y la música melodramática de un Hans Zimmer que acentúa los elementos que más tocan la fibra para tratar de sacarnos unas lágrimas forzosamente.

Llorar no lo consigue (en mi caso), pero sí un visionado afable que hacen de A Propósito de Henry una película apta para un domingo por la tarde... sobre todo si eres una señora mayor, quien mejor recibirá esta nada molesta película de Mike Nichols.