Encontramos en esta película muchos de los tópicos del cine de Allen, quizás la cinta que mejor resume su cine y su propia idiosincrasia personal como director y como ser humano. Allen hace un repaso a su vida amorosa, utilizando un ritmo narrativo rompedor y muy creativo, donde vuelve constantemente al pasado y utiliza recursos que parecen querer poner en evidencia a la narrativa cinematográfica, con esos comentarios a cámara y otros métodos. Vemos su humor irónico en esencia, y presenciamos una reflexión muy intencionada sobre las relaciones de pareja y sus particularidades, teniendo siempre como referencia las tesis freudianas, aplicadas siempre sobre él mismo, en su condición de personaje obsesivo y neurótico. En ocasiones el filme se hace reiterativo, en mi opinión, y es entonces cuando pierde algo de interés, e incluso algunas bromas suenan redundantes.