Las hoy polemizadas obras de Paso, especialmente las de humor negro, tienen una virtud cuando se pasan al cine y consiste en que se convierten en juguetes cómicos eficaces con una crítica moral no explícita. En Vamos a contar mentiras, en Los Palomos, en Cuidado con las personas formales, los protagonistas siempre son burgueses hipócritas que traicionan a sus mujeres, empleados que enjabonan a sus jefes o algún idota que cree en la lógica como si fuera el mismo Dios.
En esta lograda adaptación de Forqué se trata de maridos que echan una cana al aire, pero les sale el tiro por la culata, pues en vez de faldas encuentran cadáveres. El argumento es ingenioso y tiene un desenlace sorprendente, mas los diálogos del guión, que en general son los de Paso, oscilan entre la calidad y el capricho. Y algunas de las secuencias son poco concluyentes, como quedarse en un piso bajo la amenaza de un asesino por miedo a saltar por la terraza.
En conjunto, sin embargo, la comedia funciona, aunque pesa más en la película el relato policíaco que el humor, éste último bien servido por el original estilo de Forqué y las acertadas actuaciones de Closas, López Vázquez, Soler Leal y Julia Gutiérrez Caba.