En esta hermenéutica que es la crítica, he llegado a la conclusión de que la película de Duncan Jones nos pone en contacto con un individuo que en el corto periodo de su vida (3 años) está obligado a realizar la misiòn que otros le han impuesto sin poder llegar a disfrutar de su própia vida.
Un promedio de 75 años de vida no se puede decir que sea largo, y ya hemos oído mil veces aquel dicho; "la vida es corta" y similares. Pues bien, como Sam todos estamos obligados a vivir una existencia cuyo destino (por muchas posibilidades que tengamos) es trabajar para otros más de la mitad de tiempo del cual vivimos en su "orden del lenguaje", consumiendo como unico medio para alcanzar la felicidad. En pocas palabras vivimos como quieren que vivamos.
De alguna manera encuentro la soledad y la impotencia del protagonista similar a la que puede llegar a ser sentida aquí en la Tierra ante las espectativas de nuestro alienado futuro, porque estamos destinados a nacer para trabajar, para unos jefes que no tendrían el mínimo inconveniente en acabar con nosotros (marginandonos por ejemplo) cuando ya no les fueramos útiles.

Por último, y acerca de las trampas mencionadas: el modo que tiene Duncan Jones de jugar con el espectador haciendole pensar que Sam Bell pueda estar loco por las alucinaciones que sufre al principio de la película es magistral, pues posteriormente se comprende que éstas no son otra cosa que una de las señales que indican la "inutilidad" del primer recolector con el cual nos encontramos al principio.