Esta comedia de ciencia ficción francesa presenta a una pareja que se compra una bonita casa en un entorno semi rural. La propiedad esconde un secreto en el sótano. Dirigida por Quentin Dupieux.

Por Nicolás Bianchi

Incroyable mais vrai es un film pequeño, pero bien pensado y realizado. Con un solo elemento basta para estructurar una película de poco más de 70 minutos a la que no le sobra nada. Además, esta producción francesa cuenta con algunos buenos gags y un desarrollo delirante, aunque siempre ajustado a la propuesta.

Alain (Alain Chabat) y Marie (Léa Drucker) son una pareja que ronda los 50 años de edad y encuentra una gran oportunidad en el mercado inmobiliario. La casa que les ofrecen tiene un amplio jardín y más habitaciones que las que ellos necesitan. Pero, además, viene con un elemento sorpresa ubicado en el sótano. Este espacio cuenta con una especia de escalera mágica: quienes descienden aparecen en el piso superior de la vivienda. Además, lo hacen 12 horas después. O sea, es posible realizar un pequeño viaje en el tiempo.

Parte del éxito de esta película es el desarrollo de una propuesta delirante con un tono convincente. En parte, es el mismo artilugio del vendedor de propiedades que convence a Alain y Marie. Presentar algo disparatado con la más absoluta seriedad.

Otra característica destacada del film es su balance. La comedia y el delirio están, pero, poco a poco, se comienzan a matizar con un problema más serio. Marie se obsesiona con la escalera de su sótano y la empieza a usar sin frenos. Además, descubre que el uso intensivo no solo supone un pequeño viaje al futuro, sino que también tiene un efecto rejuvenecedor. Ahora bien, esta tentación tiene un precio, ya que un efecto secundario posible es que la cordura del usuario se vea afectada.

Como si la escalera mágica fuera poco, Incroyable mais vrai cuenta con otra subtrama disparatada. Gérard (Benoit Magimel), el jefe de Alain, confiesa durante una cena amistosa de parejas que se ha instalado un pene electrónico en Japón, remplazando su miembro natural. Esta decisión cuenta con el apoyo y la complicidad de su mujer Jeanne (Anais Demoustier). Nuevamente, en el tono de la escena y la inflexión con la que hablan los personajes está el secreto para contener el absurdo.

Por último, con el mismo estilo hipnótico de los vendedores que ofrecen productos fallados, la película plantea una disyuntiva entre sus personajes principales. Marie busca un regreso a la juventud mientras que Alain busca vivir su madurez con plenitud. Pero no hay que caer en la trampa de sobre pensar un relato breve y divertido, con algunos momentos hilarantes. Incroyable mais vrai es simplemente eso, un truco bien realizado ante los ojos de espectadores sorprendidos que, una vez finalizado el acto, solo pueden aplaudir.

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