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España España · Barcelona
Voto de Lluís:
7
Acción. Thriller Adaptación del falso tráiler incluido en Grindhouse. Machete es un ex federal mexicano que posee extraordinarias habilidades. Después de haber sido dado por muerto a raíz de un enfrentamiento con Torres, el rey mexicano de la droga, huye a Texas e intenta olvidar su trágico pasado. Pero allí la corrupción, además de provocar el asesinato de un senador, convierte a Machete en el hombre más buscado. Dispuesto a limpiar su nombre y a ... [+]
18 de enero de 2012
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Hoy en día, lo que predomina en nuestras pantallas, es un cine que en la medida de lo posible intenta lograr cierta similitud con la vida real, una mímesis de ella. Ese es el gran problema que tienen las películas de acción y por lo que las aborrezco. Sí, es espectacular que el bueno mate a los malos, se ligue a la chica y caminen con chulería hacia ti con una intensa explosión detrás, pero no se lo cree ni su puñetera madre.
Entonces, ¿por qué arrastrar ese lastre? Aquí es cuando Robert Rodríguez se convierte en un revolucionario del género. Sabemos que le encantan esas películas de serie B, de acción bla bla bla. Pues coño, pon toda esa mierda en tu película y dale una patada en el culo a la verosimilitud. Explica lo que te venga en gana explicar.
Esto lo hace en menor medida en Desperado o El mexicano, exagerando explosiones, disparos,etc. Aun lo vemos más exagerado en Abierto hasta el amanecer, donde la lógica deja de tener sentido alguno a medida que avanza la película.
Con Machete se corona. Crea un espacio totalmente irreal, los personajes se sitúan sobre el propio cine (entendiendo cine por lo que Rodríguez entiende por cine) igual que pasa en Kill Bill de Tarantino. Para crear dicho ambiente necesita acentuar los clichés de las películas de acción, la pistola del malo nunca acierta, el bueno nunca muere, sobrevive, se liga chatis de muy buen ver... El resultado de todo ello es la risa, pues la comedia (si la entendemos desde un punto de vista clásico) no deja de crearse en cuanto un personaje pierde la verosimilitud actuando de una forma antinatural. Todos los personajes de la película actúan de dicha forma.

Me recuerda pues Rodríguez, salvando las distancias, a esos artistas de finales del siglo XIX que se quitaron de encima las normas académicas, rechazaron representar la realidad de una forma naturalista y los sustituyeron por colores y formas antinaturalistas en pos de querer explicar lo que ellos querían hacer entender al observador de sus cuadros. En el caso de Rodríguez, sustituye formas reales, que podrían ser los personajes de una película, por personajes antinaturales como lo son los personajes de la película, cada uno con el rol que el director les ha querido dar y por otro lado, los colores naturalistas que serían las escenas de una película normal, donde los coches no dan saltos y la gente no se cuelga de intestinos, en litros litros de sangre y en tías buenas.
Lluís
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