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España España · Madrid
Voto de Alacades:
7
Thriller Madrid, agosto de 2007. Curro entra en prisión tras participar en el atraco a una joyería. Era el conductor, y el único detenido por el robo. Ocho años después sale de la cárcel con ganas de emprender una nueva vida junto a su novia Ana y su hijo, pero se encontrará con una situación inesperada y a un desconocido, José.
9 de diciembre de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine duro el que se ha sacado de la manga Raul Arévalo, pero además muy duro y yo creo que no sólo por las tremendas escenas de violencia cruda y descarnada que salpican la película, sino también por la contemplación, absolutamente verídica, de la sociedad que se ve reflejada en ella, sin tapujos, en toda su esencia, y mostrando su rostro más desagradable; además, es una realidad que existe, que está ahí a la vuelta de la M-30, coges el coche y en unos cuantos minutos has llegado.

Todo da vueltas alrededor de un bar y de la gente del barrio que lo frecuenta; podría ser un barrio cualquiera, pero no lo es, el bar está en uno de esos barrios de Madrid en los que la vida es dura porque no hay trabajo y si lo hay, es un trabajo deleznable que no permite vivir ni tener expectativas de futuro lo que repercute sobre el lugar, allí la vida es pobre, las viviendas también lo son, los coches son viejos, la cultura brilla por su ausencia, las amistades son peligrosas, y la gente es desconfiada, hortera, mal encarada y además puede tener un pasado con antecedentes carcelarios. Todo eso da como resultado una imagen del barrio que, inevitablemente, traslada esas apreciaciones a cualquier visitante que deambule por allí. Claro que eso puede dar también una imagen injusta, por sesgada, del lugar, porque viven allí, diariamente, montones de personas que tienen una vida común de lo más normal y corriente, incluso, a lo mejor, hay allí gente con cierto buen gusto y sin antecedentes de ningún tipo, que habitan el barrio sin toparse jamás con el más mínimo conflicto. Pero claro, esto es cine, y además cine de acción y cine descarnado, y este tipo de cine no pierde el tiempo enseñándonos las vidas sencillas de personas a las que no les ocurre nada extraordinario, no es ese su objetivo; este tipo de cine enseña el lado más oscuro del barrio, y ni miente ni exagera cuando lo hace, porque se limita a exponer la auténtica realidad a través de su rostro cutre y desdentado, feo como el bar de referencia, y como las personas que lo frecuentan.

La película rezuma realismo, la historia es buena y su resolución brillante; solamente le achaco una cierta premiosidad, en el sentido de que tarda en explicar el meollo del asunto propiciando un tramo inicial insípido y desangelado hasta el momento en que empezamos a atar cabos y a comprender. Y todo eso es porque se nos cuenta la historia de forma encriptada y parsimoniosa, lo que podría ser interesante si diera los datos que facilitasen las pesquisas del espectador, pero no lo es tanto porque los datos que se enseñan, propician más la desorientación que la formulación de hipótesis. Sin embargo, desde que se comprende en su totalidad lo que allí se ventila, la película avanza sobre ruedas hasta una fase final que es todo un ejemplo de buen cine, aunque, a mi modo de ver, no llegue a ser del todo satisfactorio por esa tardanza inicial en situar al espectador. Las escenas de violencia física y psicológica aparecen enseguida y son terribles, pero a mí, como espectador me afectó bastante más la intimidación psíquica que ejerce el medio social en que se desarrolla la película, sumamente triste y deprimente pero absolutamente real y verídico.
Alacades
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