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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
1
Thriller. Drama Año 1921. España vive un momento agitado y caótico: son los años del plomo, fruto de los violentos enfrentamientos callejeros entre matones y anarquistas. El gansterismo y los negocios ilegales están instalados en la sociedad. En esta situación de disturbios, Aníbal Uriarte es un policía enviado a Barcelona para colaborar en la detención de los culpables del robo a un tren militar. Aníbal y sus formas no encuentran mucho apoyo entre sus ... [+]
2 de julio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ikorodu Bois son dos hermanos nigerianos que se han vuelto virales haciendo videos caseros con parodias deliciosamente cutres de películas famosas a base de imaginación, esfuerzo y sentido del humor. Si se les hubiera antojado hacer una parodia de “Los intocables”, el resultado sería parecido a esta “La sombra de la ley” – llevada al extranjero con el estrafalario título de “Gun City”-.

De los millones de pecados de “La sombra de la ley”, el peor probablemente de todos ello sea su soberbia narcisista, el pensar que realmente han hecho una película cojonuda, ficción alimentada por unas críticas profesionales sospechosamente sobrevaloradas y por unos premios Goya que no dejaron pasar la oportunidad de hacer el ridículo con 3 premios técnicos. En realidad, puede que los premios ténicos (fotografía, vestuario y esas cosas) no sean descabellados, pero son una ilusión. Es como ir a comer donde los hermanos Roca – es un suponer- y destacar el acertado color de las paredes o el agradable ambientador del baño tras una microcena de 300 pavos con el arroz pasado y el pescado de la semana pasada.

“La sombra de la ley” es mala, muy mala. Va de cine-español-que-no-parece-español, pero es todo una ficción porque no hay un intento de construir una historia sino simplemente se busca enlazar varias secuencias que pretenden ser icónicas, nunca vistas en el cine nacional, con planos copiados de “Cotton Club”, “Muerte entre las flores” y “Los intocables”, peleas multitudinarias de todos contra todos sin el menor sentido, vertiginosas persecuciones en coches de época a 20km/h, tiroteos con mucha sangre… en lo que podría ser el resultado de buscar en Google «cosas típicas del cine de mafiosos» y tratar de juntarlo todo en 120 minutos, encaje con calzador o sin calzador. Se intenta disimular dando un barniz castizo a la historia con caciques y anarquistas en la Barcelona de 1911, pero es todo falso, empezando por haber rodado en Lugo – debía de ser más barato- con gente de la zona, resultando una Barcelona en la que, quitando a los protagonistas, todos son gallegazos con acentazo, boina y pulpo.

Las interpretaciones son malas, pero no por culpa de los actores sino por un guión que les obliga a hacer y decir cosas raras y fuera de lugar o porque se les mete en papeles para los que no están preparados. Nunca había visto a Luis Tosar tan perdido, como si el guión se lo fuesen dando día a día, lo justo para rodar lo que toca en cada momento y el hombre no supiera quién es realmente su personaje ni por qué está tan atormentado hasta casi el final. El resto lo llevan algo mejor porque son personajes más sencillos, aunque da penita verles decir obviedades y frases de relleno porque nadie se ha preocupado de construirles diálogos. Y luego está Ernesto Alterio. Circula la creencia de que los grandes actores se pueden meter en cualquier papel. Mentira. No puedes pretender hacer una película de época seria con Ernesto Alterio dando collejas como un poli duro. Sencillamente no es creíble. Queda falso, al nivel del resto de la producción.

El despropósito de guión de meter topicazo tras topicazo sin dejarse ninguno atrás también se percibe en un montaje deslavazado en el que claramente hay huecos, como si el guion no hubiera contemplado ciertas escenas de transición o como si se hubiera cambiado de opinión y se tratara de reconducir la trama cambiando escenas de orden. Eso sí, no faltan escenas innecesarias que pretenden ser impactantes, de mafiosos con las gabardinas a contraviento, pitillo en los labios y a cámara lenta, con juegos de cámara imposibles en el momento menos oportuno que sólo provocan hilaridad. ¿Y la música? ¿Qué decir de la música? Una banda sonora superépica, estilo John Williams que no pega ni con cola, claramente fue elaborada para otra película que no debió de ver la luz y fue recomprada a precio de saldo para este truño. Siendo lamentable, espero que sea eso… porque si fue creada a propósito, es para que más de uno y más de dos se lo hagan mirar.

Dejo para el final la dirección. Daniel de la Torre, Dani para los colegas. Dani, ¿sabes que hay otras formas de conseguir una fotografía impactante aparte de rodar con lluvia? Joder macho, que se supone que es Barcelona, no Lugo. Cada vez que va a pasar algo, lluvia al canto para reforzar la intensidad del momento. ¿Es que la lluvia es tu firma? Ostias, pues has firmado la mitad de las escenas. Y otro consejo, menos es más. Mola la ambición, intentar que en la película haya tiros, peleas y explosiones… pero sólo si sabes cómo hacerlas. La próxima vez es mejor que te centres en peleas manejables de uno contra uno, dos contra dos que queden creíbles, mejor que una que involucre a cien personas y veamos situaciones ridículas en las que los golpes no se llegan a dar, los empujones son de patio de colegio o que alguien encoge el brazo para no lisiar al protagonista y se queda congelado a la espera de recibir lo suyo. Y las explosiones… hombre, si no puedes usar cables para simular la onda expansiva, diles a los actores que se dejen caer con cierta dignidad, no que salten hacia donde consideren agitando los brazos y poniendo caras raras. Para las persecuciones, la regla fundamental es que tiene que haber cierta velocidad si quieres que salgan entretenidas (mira cualquier Fast and Furious). Tiroteos entre coches a quince o veinte por hora son lo contrario al espectáculo.

Nivel de truño: “Capitán trueno” tiene más dignidad.
OsitoF
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