“Planet 51” es una rareza en la que todo sucede a la inversa... tanto dentro de la película (los protagonistas son alienígenas con forma de Shreck que llevan una vida perfectamente marujil en su planeta alterada por el aterrizaje de una nave terrícola) como fuera de ella (se trata de una película de animación española que exportamos hacia los Estados Unidos).

En sí mismo, eso no lo convierte en una película extraña ni en una gran película… ni siquiera en una buena película original. Lo grandioso del asunto es que en España se estrenó con actores de doblaje profesionales mientras que en Estados Unidos no pudieron resistirse a estropearlo con actores conocidos (Dwayne “The rock” Jonhson, Jessica Biel, John Cleese, Gary Oldman…) que seguramente provocaron las mismas sensaciones chirriantes que cuando en España somos tan paletos que queremos aprovechar el tirón de personajes de moda para dar vistosidad comercial y sustituimos a esos pedazo de enormes actores de doblaje que tenemos en España por Flipy, Fernando Tejero, Esther Arroyo o Dani Martín. Es decir, que en España hemos disfrutado del 100% de las posibilidades de la película mientras que en EEUU, en los que a lo mejor no existe el concepto de actor de doblaje ahora que lo pienso, se tuvieron que conformar con los mismos de siempre.

Por lo demás, “Planet 51” es una película de animación más que decente, irrreprochable técnicamente, que recorre a la inversa el argumento de cualquier película de alienígenas buenos en la Tierra, sacando partido de las situaciones cómicas que se derivan de comparar como nos veríamos a través de los ojos de otra raza. Todos los personajes son estereotipos, sí, las situaciones no suenan como vistas mil veces, correcto, y se termina haciendo un poco pesada, vale… pero a los niños les gustará (aquí sí que no cabe duda de que se trata de una película infantil).

Un 5 para esta película que sería un 7 si fuera una película “normal” y no de animación (ya he explicado alguna vez que me parece injusto puntuar igual a unas que a otras visto el esfuerzo para gustar que requieren unas y otras).