La misma intrascendencia, la misma apatía, la misma frialdad… se diría que el mismo equipo técnico incapaz de generar una sola emoción ni un solo elemento de interés humano en “50 sombras de Grey” subió las apuestas para adentrarse en los orígenes de los gustos sexuales del señor Grey. Pero no, hubo un cambio de dirección que pasa perfectamente desapercibido. El único aliciente de la primera parte -esperar a ver cómo se abordaba el tema del sexo por contrato- desaparece porque a alguien le pareció buena idea rebajar la carga erótica, convirtiendo una versión mojigata de “Nueve Semanas y media” en algo del nivel sexual de “Crepúsculo”.

Así, las preocupaciones de Dakota Jonhson pasan de cómo reaccionar a los juegos de Grey a las típicas de la novia de un rico que se va a vivir con él y tiene que averiguar cómo va el microondas de la casa o dónde se guardan las toallas. En cuanto a penetrar en la psique de Grey… pues tras una hora de poner cara de atormentado en todo momento, se resuelve en aproximadamente 60 simples, decepcionantes y previsibles segundos. En pocas palabras, lo que ya sospechábamos porque se había insinuado tropecientasmil veces antes: infancia chunga y caída en el rollo sadomaso porque sí, para qué elaborar una historia con más matices si nadie le va a prestar atención. Nuevamente, la única razón para aguantar delante de la pantalla es el catálogo de casoplones, cochazos y artículos de lujo con los que entretener la vista y dejar volar la imaginación.

Quizá lo peor de todo es que, una vez asumido que la película es un pestiño, si no tienes escapatoria y puedes centrarte en los diálogos, en las situaciones, en el cotexto – por ejemplo estás en el cine, o viéndola con más gente y nadie se atreve a poner otra cosa-, resulta hasta cómica de tanta frivolidad, de tanta sobreactuación para intentar dar dramatismo a una historia que no lo tiene -recordemos que en el plan maestro original, toda la polémica que iba a rodear la película, haría innecesario dotarla de contenido-.

Arrasó, merecidamente, en los Razzies. Por lo visto han hecho una parodia (“50 sombras de negro”) que es menos graciosa.