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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
9
Bélico. Acción. Thriller El 11 de septiembre de 2012, en el aniversario de los ataques terroristas a las Torres Gemelas y al Pentágono, un grupo de milicianos islamistas atentaron contra el consulado estadounidense y un anexo cercano de la CIA en Bengasi, Libia. Un equipo de seis miembros de Operaciones Especiales de Estados Unidos fue enviado para rescatar a los supervivientes. (FILMAFFINITY)
28 de agosto de 2021
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Bay eligió el episodio del asalto a la embajada americana en Benghazi en 2012 para realizar una de sus pocas películas limitadas por conceptos tales como realismo, rigor histórico o ceñirse a unos hechos. La otra vez que logró contenerse y sacar adelante una película sin robots gigantes, asteroides asesinos o policías de escasa credibilidad fue con “Pearl Harbour” y, a pesar de una espectacular puesta en escena de las batallas y de esforzarse por dar al bombardeo japonés un contexto histórico y político, no consiguió evitar que pasara a la historia como un culebrón romántico. En “13 horas”, Bay parece dispuesto a tapar las bocas de los haters que le consideran incapaz de contar una historia sin que termine siendo un show de tías buenas poniendo posturitas, secundarios contando chistes malos y apuestos héroes que no cometen errores. Y lo consigue.

En “13 horas” cabe hablar de una reconstrucción de los atentados y de los acontecimientos en los previos y posteriores. Una reconstrucción seria, formal, rigurosa, con actores que hacen de soldados comportándose como soldados reales, de esos que ejercen su oficio con prudencia y sentido común, manteniendo la película dentro de los límites del realismo que marca el cine bélico y no dejándose llevar hacia el género de acción. Bay utiliza el punto de vista de un grupo de SEAL destacados en la embajada americana para mostrar la caótica atmósfera de la Libia posterior a la caída de Gadaffi, un país sin ley a merced de los señores de la guerra locales y de bandas y grupos terroristas. Con bastante naturalidad, gracias a un guion que va exponiendo poco a poco, mediante conversaciones y briefings bien integrados en la película, las claves necesarias para que cualquiera pueda entender el conflicto sin necesidad de haber seguido las noticias (unas noticias bastante escasas y muy sesgadas, por cierto, que evitaron mencionar la ingenua y desastrosa cadena de acontecimientos, con el sonriente inútil de Obama y el crecido Macron a la cabeza, que transformaron una dictadura estable en un carajal de muerte donde la vida no vale nada).

Así que poco a poco el espectador se va haciendo una idea de en qué clase de polvorín cultural se desarrolla la acción y puede comprender cómo es posible que un pueblo teóricamente agradecido a EEUU se revuelva de la noche a la mañana contra quienes los apoyaron. Pero que nadie piense que Michael Bay se nos ha pasado al docudrama. Que se haya esforzado por hacer de “13 horas” una historia entendible y bien contada, no implica que no pueda hacerlo conservando los sellos de identidad de su director y usando la cámara lenta, los destellos de cámara, las atmósferas artificiales y los encuadres patrióticos allí donde considere que puede hacer un plano más bello o una secuencia más vistosa. Los tiroteos y las escenas de acción son adrenalina pura, aunque con una perspectiva más táctica y realista y unas interpretaciones más circunspectas de lo normal.

Incluso, podría parecer que, en cantidad, hay menos tiros y explosiones que de costumbre, eso es verdad, pero los que hay son de calidad, con mucho realismo y cuidado en la preparación de las coreografías para que muera ni más ni menos que la cantidad de gente que tiene que morir (nada de miles de enemigos muertos con unos cuantos disparos a ciegas) y cuando tiene que morir (evitando esas escenas donde los malos parecen buscar la muerte avanzando sin coberturas). El organizador de los combates se preocupa de que tanto un bando como otro se comporten como lo harían soldados de verdad que intentaran matarse... pero sin perder la vida, donde hay que disparar mucho para alcanzar un objetivo y donde hay que esperar y tener paciencia para apuntar correctamente. Una acción muy convincente, vamos.

Pocas veces una película basada en hechos reales hace tanta justicia a sus protagonistas hasta el punto de poder considerarla un homenaje a unos valientes, pero Bay lo consigue a pesar de que pocos lo esperábamos. Por si sirve de algo, una gran película que forma parte de mi colección de cine bélico, cosa que no digo de cualquier producción en la que salga gente pegando tiros (por ejemplo “Corazones de acero” o “12 valientes” no está en ella).
OsitoF
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