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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
4
Terror. Thriller Seis años después de la violenta muerte de su marido, Amelia (Essie Davis) no se ha recuperado todavía, pero tiene que educar a Samuel (Noah Wiseman), su hijo de seis años, que vive aterrorizado por un monstruo que se le aparece en sueños y amenaza con matarlos. Cuando un inquietante libro de cuentos llamado “The Babadook” aparece en su casa, Samuel llega al convencimiento de que el Babadook es la criatura con la que ha estado soñando. ... [+]
16 de noviembre de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda década del presente siglo alumbró un nuevo y, sorprendentemente, aclamado modelo de cine de terror caracterizado por una escenografía oscura y lúgrube, un desarrollo plúmbeo y finales de carga trágica desmesurada. “Badabook”, es la producción que mejor encarna ese cine de plantilla donde se elige una entidad maligna (el espíritu de alguien, el fantasma de alguien, la maldición de alguien o los muñones de alguien), una víctima (preferentemente una madre, un niño o ambos), un dónde (la nueva casa familiar, un alojamiento rural o la sección de congelados del Mercadona), un desencadenante (la muerte del tío Honorio, leer un viejo diario o abrir una puerta que llevaba siglos cerrada) y luego la película consiste simplemente en dejar que la presencia, que no se deja ver hasta el final, atormente a los protagonistas durante hora y media sin que éstos tengan ningún mecanismo de defensa. El ente maligno está apropiadamente difuso y no suele manifestarse hasta el final para que pueda hacer lo que se le antoje y la víctima no pueda devolver los golpes ante algo que no puede ver ni sigue unas reglas o patrones, de modo que nadie encuentre luego incosistencias.

No sé, es un esquema que siempre me ha producido un poco de angustia por el hecho de estar a merced de alguien o algo sin poder hacer nada por evitarlo y un mucho de indignación porque entiendo que si la víctima no tiene ningún mecanismo de defensa a su alcance, la película es un simple sufrir por sufrir, lo que nos lleva a un modelo de cine (el de esas maldiciones japonesas de niños azules que no te sueltan una vez que te atrapan) que no me interesa. Y por eso “Babadook” no me interesa. Empatizo con el niño y sus miedos pero está claro que lo único que puede sacar alguien que intente ayudarle es terminar mal porque, hasta la manifestación final, el ente maligno tiene vía libre para hacer lo que quiera con quien quiera. Así que lo mejor es estarse quietos y mirar hacia otro lado porque si eres un secundario, eres prescindible.

Y es que lo peor de este tipo de planteamientos, con una entidad que puede salir de la nada y hacer lo que le venga en gana en todo momento, es que sólo deja dos posibles finales, ninguno saludable. Uno, el coherente, que es que se cargue a todo el mundo y nos deje con mal cuerpo. Otro, el forzado, que es que por un cúmulo de casualidades y convenientes piruetas de guion, el mal sea vencido en el último momento y nos deje decepcionados con topicazos infantiles. “Babadook” no es la excepción. Tras unos cuantos sustos esporádicos salpimentando una narración elegantemente tediosa (para satisfacción de la crítica), el desenlace se presenta sin más tratando de escapar a su dicotómico destino de mal cuerpo y/o decepción sin conseguirlo. Bien en la forma, pero convencional en el mal sentido, “Babadook” puede ser recomendable para el que le guste o esté acostumbrado a esta estructura, pero yo la veo una más de tantas.
OsitoF
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