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Voto de psicopata_urbana:
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Drama
Un día en la vida de Monsieur Oscar: un hombre que se traslada, en una lujosa limusina blanca conducida por Céline, de trabajo en trabajo. Para cada uno de ellos adopta una nueva personalidad: mendigo, monstruo, asesino, padre de familia... (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El reciente film escrito y dirigido por Leos Carax ya pasó por varios cine clubs de Buenos Aires, luego de la polémica que despertó en Cannes entre quienes la consideraron un chiste de mal gusto y quienes se alegraron por su carga destructiva. Sin duda, despierta sensaciones extremas y no pasa desapercibida, tanto por su planteo estético como argumental.
Holy Motors es un drama que lleva al extremo la máxima vanguardista de la comunión entre el arte y la vida. Con la desaparición del aparato técnico como índice del artificio, su planteo futurista de la industria del cine, allana el camino hacia el sometimiento del cuerpo y el alma del actor. Si la concepción de la división entre el alma y el cuerpo le permitía al trabajador industrial someter su cuerpo en el trabajo, en esta película el actor ya no tiene resguardo posible. El set de filmación y la cámara, que antes le permitían mantener su autonomía fuera de escena, se reducen ahora a una lujosa limusina como único espacio que lo aleja del drama pero, a la vez, de cualquier experiencia vivida.
Bárbara A. Wapnarsky
Holy Motors es un drama que lleva al extremo la máxima vanguardista de la comunión entre el arte y la vida. Con la desaparición del aparato técnico como índice del artificio, su planteo futurista de la industria del cine, allana el camino hacia el sometimiento del cuerpo y el alma del actor. Si la concepción de la división entre el alma y el cuerpo le permitía al trabajador industrial someter su cuerpo en el trabajo, en esta película el actor ya no tiene resguardo posible. El set de filmación y la cámara, que antes le permitían mantener su autonomía fuera de escena, se reducen ahora a una lujosa limusina como único espacio que lo aleja del drama pero, a la vez, de cualquier experiencia vivida.
Bárbara A. Wapnarsky