Me asalta estos días la duda de qué tipo de cine de denuncia social es más efectivo, si el de la colorista y universal "Slumdog Millionaire" o el de la seca e hiperrealista "Gomorra". Vayamos por partes:

1) La gran ganadora de los premios del cine norteamericano es una explosión de energía, con mensaje optimista, estética recargada, y concepción narrativa clásica hollywoodiense. Triunfa el amor, el destino y el baile, como guiño a Bollywood y como homenaje a un país en el que la pobreza se vive con esperanza.

2) La gran ganadora de los premios del cine europeo es una narración postmoderna de historias cruzadas, de aspecto frío, sin concesiones a la galería, sin mensaje claro ni final feliz. Su historia acojona y conciencia a partes iguales, y da una sensación tan tercermundista o más que "Slumdog Millionaire".

Con un nivel de efectividad similar me decanto por poco por la segunda, porque prefiero el reflejo fiel de la realidad sin atajos, aunque no dejo de valorar la importancia de la fe en el ser humano. En ese sentido, gana por mucho la primera, que llegará a un público muchísimo más amplio mientras la producción italiana se queda en círculos mucho más reducidos. Y que "Slumdog Millionaire" sea un taquillazo es algo muy bueno, por mucho que el éxito escueza a algunos listillos.