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Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
7
Comedia. Drama Philippe, un aristócrata millonario que se ha quedado tetrapléjico a causa de un accidente de parapente, contrata como cuidador a domicilio a Driss, un inmigrante de un barrio marginal recién salido de la cárcel. Aunque, a primera vista, no parece la persona más indicada, los dos acaban logrando que convivan Vivaldi y Earth Wind and Fire, la elocuencia y la hilaridad, los trajes de etiqueta y el chándal. Dos mundos enfrentados que, poco ... [+]
13 de diciembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un coche de alta gama se encuentran dos personas. Como desde un tiempo lejano suena un piano que encamina unas imágenes de profundidad que aún tenemos que descubrir. No se emiten palabras para crear un pequeño suspense en la acción que se desarrolla. Tras la calma inicial se lanzan en una huida inexplicable y son perseguidos por la policía. Parecen apostar y jugar con la situación.

Entonces son alcanzados y una vez fuera del coche, Driss se violenta y justifica al verse en la obligación de llevar a su copiloto tetrapléjico al hospital. Los tipos de uniforme ingenuamente los escoltan hasta el más cercano y una vez allí escapan riéndose de la autoridad.

En esta presentación algo graciosa y muy comercial se encierra el esquema de toda la película. Un chicho malo de un barrio marginal y con problemas familiares ayuda al ricachón Phillipe a llevar una vida digna, o al menos divertida, sin indulgencias, cursiladas ni caritas de pena.

Es elegido en una entrevista que no tiene mucho sentido, pero que al parecer sucedió en la realidad, y sin que Driss quiera se convierte en dama y amigo de un completo desconocido que necesita de alguien como él. Podría caer en la manida idea de "arriba y abajo" y basuras como "The blind side" pero no cae en frivolidades sin alejarse del tópico.
Tras el comienzo con el mensaje "somos los más chulos" y unas imágenes de gran calidad pero superfluas, nos muestran las diferencias entre el gueto y la aristocracia, sin escapar a la realidad pero con imágenes que suenan a lugares comunes. Sin embargo juega con unas imágenes muy dignas con cámara al hombro para ver la vida de Driss, ese senegalés traído casi como mercancía a una Francia que aún adolece de un racismo clasista que se oprime y reprime alimentando la desorientación humana. Nuestro chico es un pobre diablo, aunque por no aburrir no nos detallan completamente su pasado.

Y una vez instalado en su nueva casa, se suceden momentos cómicos, no muy originales, pero graciosos. Aparece Ludovico Einaudi al piano y asegura una historia que ya hemos visto otras veces. Apuntala tecla a tecla un guión que no es espléndido (tal vez por no alejarse de la base real) pero que con el aderezo musical se convierte en drama interesante. La adaptación de Driss a la mansión de Phillipe es lo que más flojo se ve en la película, pero la actuación de Omar Sy hace de todo momento un fluir de expresiones lleno de devenir lúdico.

Este "indio en Nueva York" flirtea con la atractiva secretaria y se hace un hueco entre los trabajadores de la casa. No tiene miedo, y eso le otorga fuerza y carácter a un personaje que, lo acepto, era muy dudoso por la capacidad de caer en el drama de siempre. Todos se van presentando y parece que ya los conocemos. Las bromas mejoran pero se ve venir un conflicto, el que ya nos contaron en todas las cintas de superación personal. Pero ese conflicto no llega. No es eso lo que nos quieren contar. Se trata del mismo tema con un François Cluzet que refresca la caricatura del enfermo. La contención y la sabiduría de la experiencia lo hacen nuevo y necesariamente más consciente de la audiencia.

Y otra vez Ludovico.
Y otra vez ese sentimiento amargo que necesitamos.
Y otra vez esa madurez de Vivaldi.
Y otra vez ese despliegue de vida en Kool & The Gang.
Y una intención por hacer las cosas bien que no van a funcionar y que pasan pero duelen.
Y otra vez Ludovico.

Gran banda sonora para una película que parecía destinada al fracaso dramático, al cliché fácil y a la lagrimita de los incultos. Pero que posee mayor carisma, tal vez gracias a Ludovico, y que alcanza mayor profundidad (tampoco exageremos) por parecer más fiel a una realidad. Parte de un 7 que, de no cambiar con algún giro tipo "Haneke", sabemos que no podrá superar. Y sin embargo lo alcanza y demuestra la posibilidad de elegir ideas ya mostradas y darles un aire más agradable.
Recomendables 109 minutos que dejan un par de momentos en nuestra retina, unos créditos para hundirse en el sofá y una música para adorar.
Javier Moreno
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