Siempre llego tarde a las fiestas, en esta ocasión ocho años después de que se estrenara "Despedidas". Por lo visto, ahora me entero, ganó el Óscar a mejor película extranjera generando cierta polémica. Ya se sabe que en esto de los premios de Hollywood siempre hay división de opinión y mucho partidismo, por la propia película japonesa o por otras que no ganaron... Qué cuestión tan estúpida. Lo que interesa, sobre todo a miradas como la mía, que llegan tan tarde, es si la película está bien hecha, si emociona, si transmite algo sin artificios. Y la respuesta es que sí, se trata de una película bien hecha y que considero una pequeña joyita.

Uno se puede empapar todo lo que pueda de cine japonés, podemos intentar entender su ética, cómo funciona su sistema de valores. Podemos leer su prosa y su poesía, recapacitar sobre su Historia y aún así, si no somos japoneses, es difícil captar enteramente sus mensajes. "Despedidas", no hay duda, es una película enfocada a todos los públicos, de manera que los occidentales blanquitos menos exigentes puedan entenderla. Pese a ello, hay quien no interpretará correctamente todos los matices de esta gran película.

Si hay algo que no me ha gustado es el humor negro colocado a golpe de martillo. Entiendo su necesidad desdramatizadora, yo no sé qué habría hecho, por eso no soy director de cine, sólo un espectador de sofá.

Pero la película me ha encantado, es una delicia. Cualquiera necesita retener en su mente la mejor imagen posible de quienes nos han dejado y hemos querido. Ya ves, aunque sea la de un padre al que perdiste de vista por más de treinta años. Aún así, la despedida es el momento clave que la memoria retiene.