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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
9
Thriller. Acción. Terror. Fantástico Los hermanos Seth y Richard son dos de los criminales más peligrosos de América. Andan huyendo en dirección a Mexico, pues tanto el FBI como la policía de Texas les pisan los talones. Después de tomar como rehenes al predicador Fuller y a sus dos hijos, se dirigen a su destino en su caravana familiar. Tras pasar la frontera, todos pasan la noche en un local de carretera llamado la Teta Enroscada. (FILMAFFINITY)
29 de marzo de 2018
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Lo mejor: el placer de violentar al famoso guionista (Quentin Tarantino) por parte de los actores, pues el mismo sufre disparos, bofetadas y mordiscos (entre otras barbaridades) para planificado disfrute de ellos y del espectador, que observará, atónito e interesado, cómo un papel tan complicado es bordado por tan peculiar autor; la milimétrica división de dos películas en una, y es que justamente en el ecuador se pasa de la aventura exterior (en aras de llegar a la frontera mejicana y escapar de la justicia) a la acción interior (en el local teóricamente seguro en el que repartir las ganancias de los actos vandálicos cometidos), agradando igualmente ambos segmentos; la cantidad de veces que un servidor ha visionado el largometraje sin que pierda un ápice de interés a causa de su inmaculado ritmo, un descomunal mérito para alguien que no abandona nunca la reproducción una vez iniciada pero sí se muestra muy reacio a repetir la experiencia, siendo este un alegato muy personal pero uno debe ser ególatra exponiendo su humilde opinión.

Lo peor: el listado de variedades de partes íntimas femeninas (referidas de otro modo, claro) que se profiere a las puertas del andrajoso antro regentado por un portentoso Danny Trejo es, junto con cierta canción del pornoautor Chivi, el mayor canto a la soez más divertida pero también ofensiva que uno imagine; el inconfundible arte de Tom Savini en la labor de maquillaje (si se cita su breve pero inolvidable interpretación como el carismático “sex machine”, cuya entrepierna es más peligrosa que sus manos, el adjetivo pierde sentido al ser legendaria e inaudita su participación) no será valorada debidamente por el público contemporáneo, si bien merece toda alabanza habida y por haber al ofrecer un gran espectáculo visual, de aquellos que entusiasman a los verdaderos cinéfilos basándose en efectos tradicionales (es decir, artesanales y no virtuales); el fetichismo del responsable más extrovertido y extravagante (pese a que Robert Rodríguez también lo sea es evidente que su inseparable compañero de fechorías detrás de las cámaras lo supera con creces aun mostrándose más cometido y menos incontinente que de costumbre), quien ejerce de guionista para la ocasión plasmando, a falta de una vez, en dos (en la caravana con Juliette Lewis y en la cantina con Salma Hayek) su fijación por los pies mujeriles, antojándose una potente adicción de provocativa sensualidad pero nula argumentación.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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