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Voto de Time Bandit:
7
Drama Narra la historia de Margaret y Walter Keane. En los años 50 y 60 del siglo pasado, tuvieron un éxito enorme los cuadros que representaban niños de grandes ojos. La autora era Margaret, pero los firmaba Walter, su marido, porque, al parecer, él era muy hábil para el marketing. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
De un tiempo para aquí, gran parte del público ha empezado a acusar el cine de Tim Burton de cierto desgaste, y de repetirse tanto en algunos aspectos que en sus anteriores trabajos el director de “Mars Attack!” parecía convertirse en una caricatura de sí mismo. Tanto es así, que el principal propósito de esta nueva obra parece haber sido deshacerse de esa imagen; y lo consigue. No sólo porque supere en calidad a sus predecesoras más directas (que lo hace), sino porque se aleja estéticamente y temáticamente de lo que se entiende generalmente como una “película de Tim Burton”. Se podría considerar la película más austera y convencional de su filmografía, pero sin renunciar a una fotografía cuidada, que distancia esta obra de ciertos telefilms con los que esta obra llega a tener alguna similitud en los momentos más bajos de su trama.

La película nos narra la historia real de Margaret y Walter Keane, marido y mujer; ella una talentosa pintora, él un charlatán con carisma que no dudará en firmar como propias las obras de su esposa. Este es el segundo biopic de Burton tras “Ed Wood”, película con la que ésta comparte más de un aspecto, entre ellas ser las obras más realistas del director, pero que en ningún momento llega a acercarse a su genialidad. La premisa es sin duda alguna uno de los puntos fuertes de la obra, pero desgraciadamente no se aprovecha del todo en una trama con demasiados altibajos. Otro de los aspectos con los que, al parecer, Tim Burton quería librarse de su sambenito de repetitivo es el prescindir de las dos caras imprescindibles de su cine más reciente, Johnny Depp y Helena Bonham Carter, apostando para los papeles principales por Christoph Waltz y Amy Adams, cuyas interpretaciones son uno de los puntos más fuertes de la obra.

Uno de los mayores aciertos y fallos es la gran cantidad de tonos y géneros por los que pasa la obra de un momento a otro: drama social de época, comedia romántica, los efectos de la ambición, drama doméstico, la tragedia de un artista reconocido en caída, incluso el drama judicial. Todo eso favorece un visionado ágil y ameno, pero que da fuerza a la sensación de estar ante una obra un tanto irregular; a lo que ayuda el hecho de que no profundice realmente en ninguno de los temas de los que trata. Puede que, si hubiera apostado más por centrarse en alguno de esos temas, dotándolos de más importancia y profundidad, tendríamos ante nosotros una obra superior, pero eso es algo que nunca sabremos.

¿Se acerca, en cuanto a nivel, a las obras maestras de Tim Burton? No, está muy lejos de aquellas en todos los aspectos; ni siquiera es de las mejores películas de su director en este siglo, pero consigue dejar mucho mejor sabor que todo lo que había realizado desde su decepcionante visión de “Alicia en el país de las Maravillas”. Y una buena oportunidad para ver al californiano saliendo de su “zona de confort” para examinar nuevos mundos, y otras formas muy diferentes de hacer cine de las que nos tiene acostumbrado normalmente. Aunque en todo momento se aprecia cierto regusto a obra menor, sirve perfectamente para recordarnos que Tim Burton está vivo, y que aún tiene capacidad para sorprendernos.
Time Bandit
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