La empecé a ver con asombro, pues me pilló de madrugada ya a punto de irme a dormir, como quien no quiere la cosa, a ver que hicieron estos dos tan distintos juntos a finales de los 50, y me quedé hasta el final, interesadísimo en la peripecia de estos dos personajes que, sin moverse de unas pocas calles y unos pocos interiores dramatizan algo tan común como angustiante: el dominio de un ser sobre otro, el abuso de poder, la soterrada sexualidad con la que se manipula como si se tratase de ahogar a un monstruo cuando aún es un feto.

Angustia y emociona como si tratara de un thriller, pero aquí no hay armas ni coches a toda mecha persiguiendo al mejor. Burt Lancaster y Tony Curtis se ocupan de dar vida con gran calidad de principio a fin a una pareja de personajes altamente cualificados para protagonizar cualquier historia, y Susan Harrison, la bella y delicada criatura te fascina y ansías cuidarla de ambos.

Sorprendente. Tiene una atmósfera bestial, una capacidad de envolverte impresionante.