Me voy a saltar la comparativa con la original asiática porque no la tengo fresca en mi memoria. Por cierto, ¿qué pasó con la moda del terror con ojos rasgados? Fue un gran "boom" que duró pocos años y del que ya no se sabe nada, o por lo menos aquí ya no llega.
En fin, vamos al grano. Lo mejor de todo esto es Jennifer Connelly. Como toda gran actriz, puede con todo lo que le pongan por delante.
La trama es muy sencilla, quizás demasiado porque se pueden llegar a intuir algunos de sus secretos.
Podríamos clasificarla como drama de terror. Los sustos y fenómenos paranormales complementan la historia de una madre divorciada que tiene que cuidar a su hija en un auténtico cuchitril con fantasma incluido. El hecho de que tenga esta curiosa mezcla de géneros, permite que Connelly haga un estupendo trabajo. En su contra, la película puede decepcionar a los que esperen un terror más intenso y continuado en su metraje. Pero yo he conseguido engancharme y me ha parecido aceptable. Además se me ha hecho corta.
Llama la atención que salga aquí John C. Reilly, mucho más habitual en productos cómicos. Desde luego este tipo no es el mejor casero del mundo. Me sacan de quicio sus engaños y su dejadez. Está claro que este actor no consigue caerme bien ni en papeles serios.
Como he dicho, el film se queda muy a medio gas en lo que se refiere a dar miedo, pero cumple con su función de entretener si no esperamos mucho.
Eso sí, solo por la actuación de Jennifer Connelly merece la pena verla.