La de “Los otros” hace el papel de mujer aparentemente cándida e inocente, con el sueño de ser estrella de la televisión. Pero no es tan buena gente como parece, y hace lo que haga falta para conseguir sus propósitos.
La película es un “quiero y no puedo” en el que los elementos del thriller no son lo suficientemente buenos como para que se merezca más de un cinco de nota.
Aparte de que es relativamente lenta y que tarda mucho en arrancar, cuando llega el meollo argumental, tampoco es que dé para mucho. Ni siquiera en el clímax hay demasiada tensión o emoción que consigan que el film destaque de alguna manera.
Otra cosa que no me ha gustado es la forma de contar la historia, a través de entrevistas a la televisión, en las que los personajes están siempre mirando a la cámara y contando sus impresiones de lo que pasó. Esta narrativa descoloca un poco y no me termina de convencer.
Tiene también un cierto tono de comedia negra, pero sin gracia, que hace que no queden claras las intenciones de Gus Van Sant en cuanto a lo que quería contar con esta película.
Lo que sí tiene bueno son las actuaciones. Kidman lo hace bien como mosquita muerta que las mata callando. Pero quien se lleva la palma es Joaquin Phoenix, que borda su actuación como adolescente manipulado y un poco colgado.
Como no es demasiado larga y tarda mucho en arrancar, al final todo se resuelve de manera muy rápida.
Es entretenida, pero lo justo, y nada apta para verla más de una vez si ya sabemos lo que va a pasar.