Crítica escrita tras la segunda temporada.
Partiendo de la base del clásico relato de Washington Irving, los creadores de la serie aprovechan algo conocido para luego construir una historia totalmente nueva llena de criaturas extrañas que quieren provocar el fin del mundo.
No es completamente original, pues tiene cierto parecido con “Sobrenatural” o “Expediente X”, entre otras.
Los personajes principales, la teniente Mills e Ichabod Crane, me han caído bien desde el principio. Tienen cierta química y algunos diálogos son graciosos, debido a que el protagonista ha viajado desde la época colonial al presente y no conoce nada del siglo XXI. De todas formas el humor es muy comedido y solo surge esporádicamente, como debe ser tratándose de una serie fantástica.
Entre los secundarios, destaca John Noble (“Fringe”), como uno de los malos que pacta con los demonios y los jinetes del Apocalipsis. Se ve que este actor está teniendo en su vejez sus trabajos más notables, pues no recuerdo haber visto nada suyo de cuando era joven.
Muy poco tiene que ver con la película de Johnny Depp o con el relato original (que no he leído), pues la serie se desarrolla en la actualidad y lo único que tienen en común es el famoso jinete sin cabeza, que aquí resulta ser uno de los cuatro del Apocalipsis.
El desarrollo de los episodios es bastante entretenido, con una trama global pero también con monstruos y búsquedas de reliquias que se van sucediendo en cada capítulo.
Los efectos especiales no están mal, aunque hay que reconocer que algunos monstruos se mueven muy rápido o se ven borrosos, supongo que para que el presupuesto no se dispare.
Una serie muy divertida que no pasará a la historia de la televisión, pero cuya calidad está claramente por encima de la media de la gran masa de series mediocres y malas que en Estados Unidos producen como churros.