Volvemos a encontrarnos con esta panda de simpáticos animalillos, esta vez con el conejo de su parte. Los personajes, los chistes y toda la película en general son menos ocurrentes y graciosos que en la primera.
Para empezar, noto un infantilismo mucho mayor. La primera era más para todos los públicos, pero la secuela está enfocada sobre todo para los niños, aunque no tanto como para aburrir demasiado a los mayores.
El argumento está bastante poco trabajado. Nos introducen al niño Liam y los miedos de Max, la granja y lo del tigre “Hu”, pero el film tiene las mismas carencias que “Hotel Transilvania 3”. A saber, se apoyan en el éxito de la anterior y se limitan, básicamente, a encadenar “gags” uno detrás de otro casi sin orden ni concierto. Parece más un programa de José Mota que una historia coherente, pero bueno, tratándose una de comedia de animación de estreno veraniego tampoco podemos cargar mucho las tintas contra eso.
Pues bien, el humor alterna momentos divertidos con otros que no me dan ni frío ni calor. Me he reído bastante menos que con la primera, pero también tengo que decir que tampoco tiene chistes malos de esos que te dan ganas de dejar de verla. Además, es adecuadamente corta para lo que nos ofrece.
Al final, dentro de su medianía, es lo que es, y te puedes entretener viéndola, aunque solo sea por los bonitos “gráficos” y la bien diseñada escena del tren.