'El mago de Oz' es una de esas peliculas míticas de las que todos hemos visto imágenes en algún momento y, en este caso, también hemos escuchado la banda sonora mil veces y muchas de ellas sobre la imágen de Judy Garland.

Victor Fleming, especialista en adaptaciones (y autor de la soberbia 'Lo que el viento se llevó' también en 1939, gran año) llevó al cine esta história de fantasía y la convirtió en un musical imperecedero lleno de color y momentos inolvidables. 'El mago de Oz' es una película importante para el cine no tanto por lo que és (que también) como por lo que supuso: un avance en los efectos especiales y sobretodo en el maquillaje, lo que por desgracia costó varios disgustos para los actores que lo utilizaron. Obviando eso (no por poco importante, pero la crítica es sobre la película), la revolución fue, por poner un ejemplo, similar a la del tiempo bala o el 3D. Además de eso, cuenta con unos números musicales sensacionales y un desarrollo muy ameno no solo para los niños, para quienes estaba enfocada, sino también para los más mayores.

Judy Garland interpreta a todo un clásico de los personajes de ficción: Dorothy (¿quién coño pensó que 'Dorita' quedaba bien en la traducción?). La entonces jóven actriz, con una naturalidad impresionante, representa la parte infantil de la historia, con la que los niños se sentirán identificados y a la que los ya no tan niños veremos con ternura por su graciosa ingenuidad. El trío de secundarios compuesto por Bert Lahr, Jack Haley y Ray Bolger hace redonda la historia con unos personajes que son de sobra conocidos. El león cobarde, el hombre de hojalata sin corazón y el espantapájaros sin cerebro forman parte de la historia del cine, siendo homenojeados tanto en películas como en series, y los tres actores representan sus papeles de una manera más propia del teatro por normalidad que de cine. Fantásticos.

Resumiendo, que es gerundio: obra eterna tanto en papel como en rollo de película. Victor Fleming descubrió al gran público esta historia y, aunque cambió algunos detalles, mantuvo la esencia de la novela, que vive de las múltiples lecturas y añadió escenas para el recuerdo, destacando las tres en las que 'Dorothy' se encuentra con sus pintorescos compañeros de viaje. Sumando un color nunca visto hasta el momento, el hecho de pasar a la historia era, valga la redundancia, cuestión de tiempo.