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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
4
Thriller Adaptación de una novela de Thomas Harris (2006). La historia de Lecter comienza en Europa Oriental, a finales de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Siendo un niño, además de presenciar el asesinato de sus padres, fue testigo de otras terribles atrocidades que lo marcarán para siempre. (FILMAFFINITY)
29 de abril de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Precuela de El silencio de los corderos que nos lleva hasta la juventud de 'Hannibal Lecter' para contarnos cómo se creó el monstruo.

No he leído el libro, pero quiero suponer que Thomas Harris se le da mejor escribir novelas que guiones, porque si ese no es el caso, El dragón rojo y El silencio de los corderos son todavía mejor de lo que parecen. Harris contruye una história plagada de clichés que siguen la linea de la venganza. Nada más. Peter Webber se encarga de una dirección muy, muy floja. Los primeros 45 minutos son una conjunción de trailers sin demasiado sentido, y los 30 siguientes se hacen bastante pesados. Lo que resta de metraje, llega casi sin gasolina al final, más por inercia que por movimiento real. Si hay algo que se libre en el apartado técnico es la fotografía, con imágenes que conjugan muy bien los colores. Sin embargo, nunca evoca la atmósfera de El silencio de los corderos. No es que tenga que ser igual, pero con eso hubiera podido ganar algún punto. Sin embargo, Webber prefiere jugar a mover la cámara sin sentido.

Gaspard Ulliel sobreactúa y mucho. Parte de culpa la tiene de nuevo el señor Webber, con una dirección de actores pésima. No obstante, no hay que quitarle culpa a Ulliel, tan centrado en Anthony Hopkins que a los dos minutos ya se ha pasado de rosca. He sentido vergüenza ajena varias veces, sinceramente (sobretodo cuando Ulliel pone esa expresión con la mirada ladeada y la boca entreabierta). Gong Li, comparada con Ulliel, al nivel de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes. Valorada desde la subjetividad, muy floja. Tiene suerte de tener un cuerpo bonito, porque en caso contrario, costaría mucho aguantar la mirada en la pantalla cuando sale junto al nefasto Ulliel. Richard Brake, con esa cara de loco, cumple como siempre, y son Rhys Ifansy Dominic West los más acertados.

Resumiendo, que es gerundio: cuando uno va a ver una película en cuyo título se puede leer "el origen del mal", espera ver dicho origen. Pues no. El origen son 10 minutos al principio y cinco minutos más repartidos en diversos flashbacks. El resto de la película, se resume, más o menos, diciendo que un actor que sobreactúa a más no poder poniendo cara de pijo gilipollas se va de viaje sangriento a la caza de unos malos malotes. El tema de la armadura es un insulto al espectador.
Grijander
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