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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
3
Fantástico. Drama Estamos en Yakarta, donde un grupo de estudiantes extranjeros se despide de su profesor de filosofía, que los somete a un último y perverso test. En pleno Apocalipsis nuclear, solo diez de los veinte alumnos pueden acceder al búnker: ¿qué harán para salvar el pellejo? (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
After the Dark es una película de "filosoficción" que trata de ofrecer al espectador ejercicios en los que involucrarse. Una película que tiene cierto aire a cine de culto pero a la que le falta sustancia.

John Huddles escribe y dirige After the Dark y lo cierto es que está mejor con las cámaras que con las letras, pese a que no consiga nada del otro mundo en su mejor faceta. En la dirección, Huddles intenta que vivamos la experiencia de los experimentos sociofilosóficos desde dentro, pero hace tantos cortes para pueriles explicaciones que lo que hace es distanciarnos cuando conseguimos empezar a saborearlos. Con el guion, lo de Huddles es una sobrada de la leche. Cuando uno intenta jugar a un juego en el que impera la lógica, es de rigor conocer todos los datos y no dejar ninguno escondido a la voluntad de un personaje que le hace el trabajo sucio al director de esconder información, aunque a pesar de eso Huddles tiene que recurrir a la baratija artificiosa y despreciable de darnos un dato a título póstumo con una salida del armario que debió costar lo suyo, puesto que el personaje hace su escapada con calzador. Huddles nos esconde información, razona con aleatoriedad según sus propios chispazos mentales, remueve las condiciones del juego a su antojo y, por último, se autoproclama vencedor en todos los escenarios gracias a unos diálogos que buscan la trascendencia trascendencia absoluta con la única base para ello de estar escritos por un tipo que se cree en posesión de la verdad absoluta puesto que enfrenta dos posturas y las razona bajo el amparo (equivocado) de que son las dos únicas alternativas.

James D'Arcy es la cara más reconocible de After the Dark, lo que no significa que haga un buen trabajo ni que aporte demasiado dentro de la exhaustiva prueba de resistencia a la sosería que representa la película. Sophie Lowe sufre el síndrome de Kristen Stewart, el de la cara de llevar una semana sin ir al baño y que en esos días haya muerto toda tu familia al tiempo, con una amargura imperturbable infinita. Rhys Wakefield es de lo poco positivo que encontramos en el reparto junto a Bonnie Wright, que ya ha dejado de ser la niña pelirroja con la que se lía Harry Potter para convertirse en una mujer muy guapa y con buenas maneras frente a la cámara. Daryl Sabara y Freddie Stroma son, de entre los que interpretan a personajes con menor peso, los que más minutos pasan en pantalla.

Resumiendo: After the Dark inventa un juego en el que puede cambiar las reglas a su antojo, con lo que es imposible ganarle en ningún momento. Su intento en el anticlímax de dar explicaciones es casi tan cochambroso como sus ideas de ampararse en una lógica que, con datos, apesta a código difuso y a puzzle encajado a la fuerza.
Grijander
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