Dentro de la triste filmografía de los últimos años de Nicolas Cage, esta película quizás sea una de las mejores que ha hecho, justo por debajo de Joe (magnífica interpretación). Aquí nos encontramos al amigo Cage en un papel más que decente, aportando su seriedad (¡ojo!, nada de histrionismo como suele hacer a veces) y se mete bien en el papel de un detective de Alaska que va tras el asesino de varias mujeres que se escalonan en el tiempo. Junto a él aparece otro actor en declive que es John Cusack, el cual parece que últimamente no tiene ganas de actuar y siempre tiene la misma cara de palo. En esta cinta, Cage golea a Cusack en el aspecto interpretativo. Junto a ellos hay un puñado de actores secundarios que siempre cumplen como Dean Norris (La Cúpula) o Radha Mitchell (Melinda y Melinda), y entre medio está una decente interpretación de Vanessa Hudgens (Sucker Punch).
Por otro lado, la dirección de Walker es aceptable, y le da seriedad y pragmatismo a la película, sin grandes alardes. Tampoco puede salirse mucho de un guión normal, que está basado en hechos reales y no puede irse por derroteros más comerciales, más allá de darle vida a sus protagonistas.