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Voto de HEIFER:
7
27 de diciembre de 2007
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera cinta que veo del Masters of Horror Series y gran sorpresa que me he llevado. Huella de Takashi Miike es una macabra cinta llena de tortura, sangre, horror y ambientes enfermizos; y sin embargo, aunque suene extraño, a su vez es magnética y misteriosamente bella.
La historia se presenta con el errante viaje de un hombre en aras de cumplir un amor y unos planes que en su día se quedaron en promesa. Burdel a burdel, el sombrío americano busca a Komomo, una bella e inocente japonesa que por caprichos del destino termina como prostituta mientras espera el regreso de su prometido desde tierras lejanas. Ni ella sabe con certeza si su hombre va a volver, ni él sabe el paradero de Komomo; y es en un extraño burdel de una pequeña isla donde encontrará respuestas; respuestas inquietantes y perturbadoras que salen de boca de una puta con la cara deformada, pero respuestas al fin y a cabo...
No se esperen concesiones en este oscurísimo cuento que nos brinda Takashi Miike, aquí todo es grotescamente brutal y todo se nos muestra como una herida que estuviese infectada de la miseria humana; a veces se nos golpea con planos directos y crueles, y a veces se nos turba con la belleza de lo brutal; esa es la magia de una fábula en la que todo, absolutamente todo degenera en un auténtico infierno de dolor.
Entre Lynch y Cronenberg juega Takashi Miike; de la mano del poder de la imagen, y las vísceras, y a caballo entre lo fantástico y lo real, nos noquea, y esta vez sí; me convence. Un siete de nota que hubiese sido algo más de no ser por la actuación de Billy Drago y un final que si se lo toma uno en serio suena a broma de las malas.
Disfruten de sus 63 minutos.
Habrá que seguir esta serie... (y darle otra oportunidad a Miike...)
La historia se presenta con el errante viaje de un hombre en aras de cumplir un amor y unos planes que en su día se quedaron en promesa. Burdel a burdel, el sombrío americano busca a Komomo, una bella e inocente japonesa que por caprichos del destino termina como prostituta mientras espera el regreso de su prometido desde tierras lejanas. Ni ella sabe con certeza si su hombre va a volver, ni él sabe el paradero de Komomo; y es en un extraño burdel de una pequeña isla donde encontrará respuestas; respuestas inquietantes y perturbadoras que salen de boca de una puta con la cara deformada, pero respuestas al fin y a cabo...
No se esperen concesiones en este oscurísimo cuento que nos brinda Takashi Miike, aquí todo es grotescamente brutal y todo se nos muestra como una herida que estuviese infectada de la miseria humana; a veces se nos golpea con planos directos y crueles, y a veces se nos turba con la belleza de lo brutal; esa es la magia de una fábula en la que todo, absolutamente todo degenera en un auténtico infierno de dolor.
Entre Lynch y Cronenberg juega Takashi Miike; de la mano del poder de la imagen, y las vísceras, y a caballo entre lo fantástico y lo real, nos noquea, y esta vez sí; me convence. Un siete de nota que hubiese sido algo más de no ser por la actuación de Billy Drago y un final que si se lo toma uno en serio suena a broma de las malas.
Disfruten de sus 63 minutos.
Habrá que seguir esta serie... (y darle otra oportunidad a Miike...)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La tortura de las agujas entre uña y carne, y la boca... uff... me dolía hasta a mí...