Quedan varios cabos sueltos con respecto al proceder un tanto ingenuo de la policía (permitiendo que la madre se entrometa en el momento cumbre de la recuperación del hijo), y también con lo que digan las leyes en un caso como éste.

Pero el fallo principal es que ninguna de las dos familias intenta fomentar la amistad mutua y la integración de ambas en el nuevo planteamiento del chico. Da la impresión de que todos pretenden romper en dos su vida, aunque sea de una manera muy educada.

Especialmente llama la atención, tratándose además de una situación americana, que en ningún momento aparezca ningún psicólogo para ayudar a superar el problema al chico, a sus padres y a sus hermanos.