Un argumento cargante, un estilo vulgar y una Emily Blunt que no da. La historia podría tener interés si no fuese tan obvia y si el director tuviese más talento, pero tal y como nos presentan a "La chica del tren", no pasa de película mala. A secas.

Ya durante su visionado vas tomando conciencia de que hay poco que rascar, o lo que es peor, que quieren hacerte creer que todo es más interesante de lo que realmente es, y tal argucia sólo consigue acusar más el descalabro, pero es en su parte final cuando la película se hunde definitivamente. La conclusión es clara: esto es un telefilme de los de Antena 3, pero con más presupuesto.

Tate Taylor ya me la coló con "Criadas y señoras". Esta, aún teniendo su punto pretencioso, no lo es tantísimo, pero sigue siendo un producto insatisfactorio, con la única salvación de una fotografía delicada, un surtido de personajes variado y una Rebecca Ferguson que siempre eleva el nivel. Esta chica tiene madera de estrella. Pero, Tatito, no me la vas a colar más.