Estupenda pieza, casi tanto como desconocida, de la filmografía de Wiler con un triángulo de intérpretes de grandísimo calado -Audry Hepburn, Shirley MacLaine, James Garner- y un par de secundarias de lujo: Miriam Hopkins y Fair Bainter.

A destacar también las interpretaciones de las dos niñas envueltas en la trama con la que Wiler sacudió la moral de una sociedad rígidamente hipócrita y a la que el cineasta saca los colores en 'The children's hour'.

Karen Balkin y Veronica Cartwright son dos colegialas, la una chantajeada por la otra, que ajenas al meollo de la acusación que trunca la eficiente carrera de sus profesoras, -Hepburn y MacLaine-, confabulan ingenua pero no inofensivamente la mentira que se extiende como el rumor en apenas unas horas, convertida en habladuría pública y oficialmente en acusación formal.

La mayor parte del metraje reposa sobre la interactuación y relaciones personales de las mujeres protagonistas de esta historia. Niñas, adultas y ancianas, juzgan, arbitran y sentencian sobre su propia conducta y el modo de proceder en una relación de amistad entre mujeres que, -por pura maledicencia de una criaja-, se convierte en un asunto de cama. Por tanto, en una cuestión ya no sujeta al ámbito doméstico y privado de la pareja, sino expuesta al prejuicio de la comunidad.

Lo más terrible de esta historia, insólita para la época, tan magistralmente narrada, guionizada e interpretada por su elenco, es que una acusación falsa llegue a hacer sentir culpable a la persona calumniada y acosada por tanto tabú.

Más terrible aún es que en cincuenta años desde el rodaje de la película, apenas hayan cambiado las cosas y hoy se sigan pornografiando, para deleite pupular, los sentimientos más íntimos de las personas, preferencias sexuales y demás asuntos de alcoba como si de asuntos de Estado fuere.