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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
9
Intriga. Drama Cuando Jimmy Markum (Sean Penn), Dave Boyle (Tim Robbins) y Sean Devine (Kevin Bacon) eran unos niños que crecían juntos en un peligroso barrio obrero de Boston, pasaban los días jugando al hockey en la calle. Pero, un día, a Dave le ocurrió algo que marcó para siempre su vida y la de sus amigos. Veinticinco años más tarde, otra tragedia los vuelve a unir: el asesinato de Katie (Emmy Rossum), la hija de 19 años de Jimmy. A Sean, que es ... [+]
20 de septiembre de 2008
102 de 167 usuarios han encontrado esta crítica útil
O soy superdotada o cuando empieza la película estáis todos pendientes del microondas para que no se os quemen las palomitas. O meando. O yo que sé.

El caso es que al minuto tres, se sabe quién ha a matado a quien. Regalar diezes a diestro y siniestro a directores vivos, es contraproducente. Por eso digo que vais a engrandecer a Eastwood por encima de su talla hasta convertirlo en un megalómano más. El trío masculino de actores es soberbio pero cada uno de los tres, hace de sí mismo. ¿No podrías haber intentando, Clint, darnos una sorpresa? No, porque:

- Sean Penn hace de tipo duro y lleva la misma chupa de cuero que en sus cuatromil películas anteriores. Sí se mereció ese Óscar, no por esta película en particular, sino porque está amargado y necesitábamos levantarle el ánimo. Gran actor, pero me gustaría un día viéndolo, no sé... ¿bailar claqué? Busca el antónimo de polifacético y la primera acepción de su antónimo será "Sean Penn". Doy por sentado que es un gran intérprete. Tanto como holgazán.

- Kevin Bacon también hace de Kevin Bacon. Es el chico guapo, listo, honesto y gracias al cual, se puede seguir depositando un gramo de confianza en el ser humano.

- Y Tim Robbins haciendo de Tim Robbins y pasando por ser, otra vez, el mártir de todo el santoral.

La sorpresa que yo pedía, te la llevas sí, con Linney... su perversidad (en su monólogo) es la clave que abre la puerta y descifra el porqué. También justifica el porqué del sucio comportamiento humano y eso nos sobraba, Eastwood, precisamente una justificación. Linney es abducida por Darwin cuando se tira, gran momento, sobre Sean Penn.

- El mejor registro de la película, no entiendo ese no-Óscar, es el de Marcia. El "deber ser" mata el "querer ser" y así, Marcia se convierte en la víctima de esta historia, la encargada de poner la soga al cuello a otra víctima que, al fin y al cabo, ya caminaba muerta. Pero ¿y su conciencia de por vida? Esa, la conciencia, no queda indemnizada porque Eastwood sólo legisla para cowboys que se toman la justicia por su mano.

¿El guión? Una sencilla historia sobre la baja catadura moral del ser humano, denunciando la pederastia pero no la sinrazón de que cada americano esté pertrechado en su casa con un par de rifles, cuatro revólveres y un bate de béisbol por si hay que abrirle la cabeza a alguien. Tampoco creo que Eastwood se atreva algún día a poner en entredicho la venta de armas en su país. ¿Quién? ¿El Sargento de Hierro? ¿El Fuera de la Ley? ¿El Duro de Pelar? No. Por eso, de la moral justiciera de Eastwood me arrogo el derecho a dudar. Al margen de esta contradicción sobre el deber y el ser, la película es notable. El final, con la historia por fin conclusa de Bacon, es la particular forma de Eastwood de hacer ondear otra vez la bandera de esa América soñada que, pese a poner los muertos en todas las guerras y en todas las calles, es el hogar de la justicia, no ciega, sino arbitraria. Tal y como su director la entendió siempre.
Valkiria
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