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España España · San Sebastián
Voto de ag1980:
7
Western. Drama Montana, 1925. Los acaudalados hermanos Phil (Cumberbatch) y George Burbank (Plemons) son las dos caras de la misma moneda. Phil es impetuoso y cruel, mientras George es impasible y amable. Juntos son copropietarios de un enorme rancho donde tienen ganado. Cuando George se casa con una viuda del pueblo, Rose (Dunst), Phil comienza a despreciar a su nueva cuñada, que se instala en el rancho junto a su hijo, el sensible Peter (Smit-McPhee). [+]
13 de diciembre de 2021
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este “pseudowestern” accedemos a las vivencias intrafamiliares entre dos hermanos vaqueros, cuya personalidad resulta antitética desde las primeras escenas de la película, y a quienes se unen posteriormente una tabernera viuda y su hijo.

Sobre este elenco principal habría que medir el metraje en el que participa cada uno de los protagonistas, porque, en ciertas partes de la trama, resulta difícil discernir quién es el verdadero protagonista del largometraje, lo que nos genera alguna pregunta imperdonable durante los primeros episodios: “¿qué nos quiere contar esta película”. La presencia del resto del elenco resulta testimonial y un servidor echa en falta una mayor aparición de Thomasin McKenzie, a quien se le niega un mísero primer plano y que tan buen papel nos regaló en “Última noche en el Soho”.

Así pues la historia de “El poder del perro” se desarrolla exclusivamente a través de estos cuatro personajes y a lo largo de un hilo temporal extenso donde abundan las elipsis. A esto se une que el trasfondo de cada uno de los protagonista debe intuirse, pues se presentan de manera superficial y sin la profundidad suficiente como para solventar todas las preguntas del espectador. Esta exposición de los personajes, escasa, está indudablemente más lograda en la novela homónima. No estamos ante una película de acción ni histórica, sino ante una suerte de retrato psicológico cuyos personajes se expresan más con los silencios que con las palabras, lo que queda remarcado por la insufrible lentitud con la que se desarrolla la primera hora de la película.

Es después, en la segunda hora de metraje, cuando la tensión y la intriga se manifiestan y se extienden hasta el último segundo. Los personajes han evolucionado hacía posturas sorprendentes, aunque verosímiles, y el desenlace nos explota en la cara como un bofetón, aunque haciendo cierto uso de la casualidad para explicar la causalidad. No obstante, a este buen guion se le puede perdonar algún que otro cabo suelto. Dicho esto, se trata de un guion que adapta correctamente la novela, pero que no se aclimata adecuadamente a lo que uno espera de una película, lo que provoca que el largometraje tarde muchísimo en arrancar, aunque su última hora de metraje sea genial.

En cuanto a las interpretaciones, nuestros cuatro protagonistas están soberbios. Benedict Cumberbatch está metidísimo en el papel, desde la manera de andar hasta la gesticulación del rostro. ¿Oscar al mejor actor? La nominación parece segura, pero puede quedar privado de la estatuilla debido a que, desde mi punto de vista, a su personaje le falta mayor protagonismo. Entre los secundarios, Kirsten Dunst está increíble con su personaje humillado, y no debería sorprender una nominación como actriz de reparto en los galardones más importantes, aunque, como ocurre a veces, su presencia queda algo atenuada en la historia que nos presentan. El joven Smit-McPhee, aunque algo menos destacado que los dos anteriores, también realiza una interpretación magnífica.

Técnicamente, la película nos presenta una hermosísima fotografía con destacados paisajes y una gran ambientación en la Montana de principios de siglo, donde el rancho, la ganadería y la dureza viril enmarcan el contenido fílmico bajo la hábil dirección de Jane Campion. Su nominación al Oscar de mejor dirección parece asegurada, mientras que Ari Wegner se nos presenta como una firme candidata a la mejor fotografía. Además, hay que destacar esa aparentemente sencilla banda sonora, que conduce el ambiente vaquero y marca la tensión de la trama con absoluta perfección. Veremos si Greenwood logra su primer Óscar, pero podemos aseverar que ha hecho méritos suficientes para estar entre los candidatos, sea con “Spencer” o con “El poder del perro”. Esperemos que Hans Zimmer, con la sobrevalorada “Dune”, no le arruine la gala.

En definitiva, estamos ante una buena película con un arranque irregular y un desenlace crudo, cuyos actores y actrices nutren una historia que pudo estar mejor hilvanada. No obstante, podemos perdonar algunos deslices gracias a las bellas escenas de cámara presentadas bajo una icónica música.
ag1980
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