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Ciencia ficción. Aventuras. Thriller
Lo que en el pasado fueron los Estados Unidos, ahora es una nación llamada Panem; un imponente Capitolio ejerce un control riguroso sobre los 12 distritos que lo rodean y que están aislados entre sí. Cada distrito se ve obligado a enviar anualmente un chico y una chica entre los doce y los dieciocho años para que participen en los Hunger Games, unos juegos que son transmitidos en directo por la televisión. Se trata de una lucha a ... [+]
25 de agosto de 2012
25 de agosto de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta, más allá de su rancio y acartonado conservadurismo visual, más allá de sus amores mamarrachos de instituto, más allá de su obviedad narrativa y discursiva, más allá de su inane estructura rítmica sin atisbo de tensión, más allá de sus diversos clímax totalmente risibles y mucho más allá de cuantos despropósitos me estaré callando para no hacer sangre desmedida ni caer en el error tan mío de amargarme sin motivo (algún día habré de visitar algún urólogo que me desatasque el orificio), plantea una serie de cuestiones y/o preguntas entre las que destaco la siguiente, por controvertida y, alguno dirá, visionaria:
¿Cómo es posible que cuanto más avanzamos en el tiempo y nos aproximamos a ese futuro distópico que los gurús de la novela de ciencia ficción vaticinaban y, ahora, siguiendo sus pasos, cualquier pelagatos recoge en forma de duda existencial fingida sobre la cual montar su circo de la reutilización sin mucho esmero ni ideas propias, cómo es posible, digo, que cuanto más inteligente debiera ser la sociedad aún más gilipollas nos la pintan, en este caso incluso literal con ese maquillaje de la hostia? ¿Seremos, en el futuro, tan rematadamente lelos como se nos sugiere? ¿Lo seremos ya? Simon dice, y con él toda la factoría hollywoodiense de la más baja estofa (por poco escribo estopa, ¡socorro!) SÍ.
¿Por qué? Porque el cine está que explota de proxenetas de la imagen y, susurrante, cauteloso, pide a gritos un cambio de aires: somos la puta desgastada. No diga mainstream, diga mierda. Este guión está carente de cualquier cosa que alimente, de ahí el hambre inabarcable (muy agudos). En ese sentido, y a modo de respuesta ilustrativa, varios datos:
-Jersey Shore (e incontables derivados) triunfan allá donde se estrenan, haciendo millonarios a un buen puñado de hijos de la gran... sociedad que atravesamos.
-Hombres, mujeres y viceversa ha pasado a convertirse en el programa referencia en cuanto a la visión que se tiene de las relaciones de pareja y de cómo ha de ser un hombre/mujer de l@s de verdad. Si lo dice Emma es que es cierto. Y a callar el resto, cerebrados.
-Telahínco y sus bochornosas rondas informativas sobre lo que de verdad importa en esta vida (polvos, famoseo, billetes y algún gramito extra) siguen sentando a esha peñika wapa frente al televisor, que, contra cualquier ley natural no redactada, no les revienta en las narices.
Aunque podríamos seguir ad infinitum aquí me paro. Esto en cuanto a las televisiones y sus cánceres (que de eso iba la cosa). Para saber más acuda al politiqueo y la corruptela, al parasitismo y la falta de trabajo, a las violaciones públicas y sociales en que nos hemos estancado, a la absoluta falta de vergüenza y de criterio de algún tipo, o de ética, o de... Perdón, me estoy pasando de apocalíptico, ni que me hubieran convocado para jugarme la vida en un circuito digitalizado en que prostituir mi escaso talento y correr y correr perseguido por mocosos sin cerebro y lobitos que caen del cielo... No, chicas, esto no es Crepúsculo, ¿o sí? Y se hizo la atronadora histeria entre el gentío, que coreaba a los cuatro vientos el nombre de sus héroes mientras se gastaba los dineros de los papis.
¿155 millones en el primer fin de semana? ¿Tres guionistas firmando el esperpento? ¿Un 7,4 en imdb? ¿Gente observando profundidad en esta chorradilla mal rodada (Ross, haznos un favor y muérete)? Pues sí, de aquí a unos años nos habremos extinguido. Visionaria obra maestra la que nos ocupa. Palabrita.
PD. Los juegos del hambre no contiene crítica alguna, porque criticar lo obvio sin afilarse los colmillos tiene un nombre bien distinto: remover, quizá airear, la mierda.
¿Cómo es posible que cuanto más avanzamos en el tiempo y nos aproximamos a ese futuro distópico que los gurús de la novela de ciencia ficción vaticinaban y, ahora, siguiendo sus pasos, cualquier pelagatos recoge en forma de duda existencial fingida sobre la cual montar su circo de la reutilización sin mucho esmero ni ideas propias, cómo es posible, digo, que cuanto más inteligente debiera ser la sociedad aún más gilipollas nos la pintan, en este caso incluso literal con ese maquillaje de la hostia? ¿Seremos, en el futuro, tan rematadamente lelos como se nos sugiere? ¿Lo seremos ya? Simon dice, y con él toda la factoría hollywoodiense de la más baja estofa (por poco escribo estopa, ¡socorro!) SÍ.
¿Por qué? Porque el cine está que explota de proxenetas de la imagen y, susurrante, cauteloso, pide a gritos un cambio de aires: somos la puta desgastada. No diga mainstream, diga mierda. Este guión está carente de cualquier cosa que alimente, de ahí el hambre inabarcable (muy agudos). En ese sentido, y a modo de respuesta ilustrativa, varios datos:
-Jersey Shore (e incontables derivados) triunfan allá donde se estrenan, haciendo millonarios a un buen puñado de hijos de la gran... sociedad que atravesamos.
-Hombres, mujeres y viceversa ha pasado a convertirse en el programa referencia en cuanto a la visión que se tiene de las relaciones de pareja y de cómo ha de ser un hombre/mujer de l@s de verdad. Si lo dice Emma es que es cierto. Y a callar el resto, cerebrados.
-Telahínco y sus bochornosas rondas informativas sobre lo que de verdad importa en esta vida (polvos, famoseo, billetes y algún gramito extra) siguen sentando a esha peñika wapa frente al televisor, que, contra cualquier ley natural no redactada, no les revienta en las narices.
Aunque podríamos seguir ad infinitum aquí me paro. Esto en cuanto a las televisiones y sus cánceres (que de eso iba la cosa). Para saber más acuda al politiqueo y la corruptela, al parasitismo y la falta de trabajo, a las violaciones públicas y sociales en que nos hemos estancado, a la absoluta falta de vergüenza y de criterio de algún tipo, o de ética, o de... Perdón, me estoy pasando de apocalíptico, ni que me hubieran convocado para jugarme la vida en un circuito digitalizado en que prostituir mi escaso talento y correr y correr perseguido por mocosos sin cerebro y lobitos que caen del cielo... No, chicas, esto no es Crepúsculo, ¿o sí? Y se hizo la atronadora histeria entre el gentío, que coreaba a los cuatro vientos el nombre de sus héroes mientras se gastaba los dineros de los papis.
¿155 millones en el primer fin de semana? ¿Tres guionistas firmando el esperpento? ¿Un 7,4 en imdb? ¿Gente observando profundidad en esta chorradilla mal rodada (Ross, haznos un favor y muérete)? Pues sí, de aquí a unos años nos habremos extinguido. Visionaria obra maestra la que nos ocupa. Palabrita.
PD. Los juegos del hambre no contiene crítica alguna, porque criticar lo obvio sin afilarse los colmillos tiene un nombre bien distinto: remover, quizá airear, la mierda.